El primer ministro británico, Boris Johnson, se resistía hoy a dejar el cargo a pesar de los llamados a renunciar en medio de una ola de dimisiones en su Gobierno, que alcanza ya a una treintena de funcionarios, entre ministros, asesores y secretarios de Estado, enojados por el manejo del líder conservador frente a una serie de escándalos.
El éxodo constituye la mayor crisis de liderazgo de Johnson desde su llegada al poder, en julio de 2019.
Golpeado por las renuncias, que continuaron a lo largo de la jornada de hoy después de que ayer dimitieran el ministro de Finanzas Rishi Sunak y el ministro de Salud Sajid Javid, dos funcionarios clave de su Gobierno, Johnson insistió en que "seguirá adelante" con su trabajo y descartó el llamado a una elección anticipada.
Los ministros de Finanzas y de Salud británicos renunciaron a sus cargos con críticas al manejo de las denuncias contra un diputado oficialista acusado de acoso sexual.
Mirá tambiénBoris Johnson rechazó reiniciar negociaciones por Malvinas"La tarea de un primer ministro en circunstancias difíciles, cuando se ha recibido un mandato colosal, es seguir adelante, y eso es lo que voy a hacer", dijo hoy el premier conservador ante el Parlamento.
Este mediodía, el exministro de Salud dijo ante la Cámara de los Comunes que "ya es suficiente" y pidió a los ministros del gabinete que consideren renunciar para ayudarlo a destituir a Johnson como primer ministro.
“He concluido que el problema empieza por arriba y creo que eso no va a cambiar. Y eso significa que somos nosotros quienes tenemos una posición de responsabilidad de hacer ese cambio”, declaró Javid.
A su vez, Michael Gove, uno de los ministros más importantes del Ejecutivo británico y cercano al primer ministro, también solicitó la renuncia de Johnson, según el diario Daily Mail.
También Nadhim Zahawi, quien ayer aceptó el cargo de ministro de Finanzas en remplazo de Sunak, se encuentra entre una delegación que concurrió a Downing Street para pedirle a Johnson que renuncie, según la BBC.
Su liderazgo quedó al borde del abismo cuando admitió que sabía sobre las denuncias de conducta sexual inapropiada presentadas contra el parlamentario conservador Chris Pincher cuando lo ascendió a un alto cargo en febrero pasado.
Antes de eso, el primer ministro trató de decir que no había sido informado de las acusaciones, para luego retractarse de esta afirmación.
Pincher, que fue suspendido del Partido Conservador, fue acusado de "manosear a dos hombres", al parecer cuando estaba bajo los efectos del alcohol en un club privado de Londres.
El escándalo de Pincher es solo el último de una larga lista de controversias para Johnson en los últimos meses.
El primer ministro superó a principios de junio un voto de confianza promovido desde sus propias filas, después de que varios legisladores enviaran cartas a un comité del Partido Conservador en el que manifestaron su oposición a la continuidad de su líder.
Estas misivas estuvieron motivadas por el escándalo de las fiestas celebradas en la residencia oficial a pesar de las restricciones contra la Covid-19 durante la pandemia.
De acuerdo con las reglas actuales de procedimiento, el líder tory no puede ser sometido a otro voto de confianza hasta dentro de 12 meses.
Los parlamentarios quieren buscar la forma de cambiar las reglas para celebrar otra votación y destituir finalmente a Johnson.
De todas formas, el comité conservador 1922 decidió esta tarde no cambiar las normas para permitir un segundo voto de confianza contra Johnson, según dijeron miembros del órgano a la BBC, que señalaron que, en cambio, celebrará elecciones el lunes para elegir a su nuevo ejecutivo.
Por otro lado, una encuesta de la consultora YouGov reveló que la mayoría de los votantes del Partido Conservador quiere que Johnson renuncie (69%), todo un récord.
El máximo anterior había sido del 63% en un par de ocasiones en enero, mientras el escándalo "partygate" seguía resonando.
Solo el 18% de los británicos quiere que Boris Johnson permanezca en el cargo, dice la encuesta.