El Litoral
El cortejo fúnebre llevará los féretros y recorrerá la ciudad, de 200.000 habitantes, hasta llegar al estadio Arena Condá, donde se realizará el velorio colectivo.
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Telam
Los restos de 50 de las 71 personas muertas en la caída del avión que llevaba al equipo de Chapecoense a Colombia ya fueron desembarcados en Brasil con honores militares y la presencia del presidente Michel Temer en el aeropuerto de la ciudad de Chapecó.
El cortejo fúnebre llevará los féretros y recorrerá la ciudad, de 200.000 habitantes, hasta llegar al estadio Arena Condá, donde se realizará el velorio colectivo.
Los familiares se emocionaron y hasta debieron ser atendidos en el aeropuerto mientras se descargaban los féretros de los dos aviones Hércules C-130 provenientes de Medellín, Colombia, y que esta madrugada hicieron escala en Manaos.
El avión de la aerolínea Lamia boliviana reportó falta de combustible antes de caer contra una montaña en las afueras de Medellín, vuelo en el que viajaba Chapecoense, equipo de fútbol del estado de Santa Catarina.
La ceremonia de recepción de los cuerpos se realizó bajo una lluvia torrencial que impide que se colme el estadio, adonde inicialmente se esperaban 100.000 personas.
El presidente Temer estudiaba participar de la ceremonia, para lo cual la policía reforzó la seguridad de las inmediaciones del estadio de esta pequeña ciudad ubicada a 200 kilómetros de la frontera con Argentina, informó un portavoz de la Municipalidad de Chapecó.
"Olé, Olé, Chape, Chape", gritan bajo la lluvia los hinchas, muchos llorando a sus ídolos, que los llevaron por primera en la historia de este club a una final internacional.
Unos 600 periodistas de 16 países están presentes en el estadio, el más multitudinario realizado en esta ciudad que había comenzado en 2008 un proyecto para abandonar la serie D del fútbol brasileño para posicionarse como el mejor de Santa Catarina al consolidarse en la primera división y disputar la final de la Copa Sudamericana.
Los restos de los periodistas de la cadena Fox, Rbs y Globo muertos en el accidente fueron llevados a Florianópolis, Río de Janeiro y San Pablo por decisión de sus familias.