El Litoral | Télam
La catástrofe producida por la avalancha de lodo, lleva en una semana más de cien víctimas fatales, y ha entrado “en una fase un poco más difícil”
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El número de muertos por la tragedia minera que ocurrió en Brasil hace una semana ascendió hoy a 110, mientras los servicios de rescate siguen buscando a 238 personas que continúan desaparecidas, informó el Cuerpo de Bomberos del Estado de Minas Gerais.
El portavoz de la institución, Pedro Aihara, dijo que los equipos están centrando los trabajos "en 18 puntos de atención predeterminados" y evaluó que, a siete días de la catástrofe, la operación entró "en una fase un poco más difícil".
"Entramos en una fase un poco más difícil de la operación, considerando que los cuerpos que estaban en áreas superficiales ya fueron encontrados", explicó el teniente, quien agregó que, a partir de ahora, "el rescate de los cadáveres dependerá del uso de maquinas de gran porte y excavaciones".
Durante el día, los equipos de búsqueda tuvieron que interrumpir sus labores varias veces debido a la lluvia, que dejó el lodo "bastante inestable" en algunas zonas y "dificultó" los trabajos.
De los 110 muertos, la Policía Civil de Minas Gerais informó que ya fueron identificados 71, en su mayoría trabajadores de Vale que estaban en el comedor cuando vino el alud.
El pasado viernes, una de las presas de una mina de hierro en la localidad de Brumadinho, en el Estado de Minas Gerais (sudeste), en la que el gigante minero Vale almacenaba toneladas de residuos minerales, se rompió y sepultó las instalaciones de la propia compañía y cientos de propiedades rurales.
El desastre destruyó además 270 hectáreas de tierras y dejó al menos 108 personas sin hogar.
Asimismo, Vale anunció esta mañana que negociará acuerdos extrajudiciales con la Fiscalía para poder anticipar el pago de las respectivas indemnizaciones.
Esta tragedia se produce a tres años de otro suceso de iguales características en Mariana, en el mismo Estado, cuando el colapso de los diques de una represa de la misma empresa dejó 19 muertos e incontables daños a la fauna y flora regional en la que fue considerada como "la peor tragedia ambiental de Brasil".