El Litoral
La comisión encargada de decidir está integrada por mayoría de opositores a la presidenta. De aprobarse el juicio político, será la segunda vez que el país vivirá una situación similar, tras la sucedida a comienzos de los 90 con Fernando Collor de Mello.
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Telam
La comisión especial de la Cámara de Diputados de Brasil, con mayoría opositora, votará hoy la elevación del proceso de juicio político a la presidenta Dilma Rousseff al plenario del cuerpo, donde la oposición pretende que sea votado el domingo próximo.
En la sesión, prevista para las 17 (misma hora en la Argentina), la comisión especial sobre el juicio político votará el dictamen de su instructor, el diputado Jovair Arantes, aliado del titular de la cámara, Eduardo Cunha, quien recomendó someter a Rousseff a juicio político por incumplimientos a la Ley de Responsabilidad Fiscal en los presupuestos de 2014 y 2015.
La comisión tiene 65 diputados y se espera que alrededor de 40 voten a favor de elevar el proceso de juicio político al pleno de la cámara.
Cunha determinó que la sesión sobre el tema comience este viernes y culmine el domingo, con la votación, con lo que se prevé que esta semana Brasilia será un hervidero. La policía del Distrito Federal decidió que a partir del jueves realizará un gran operativo con el objeto de evitar choques entre manifestantes a favor y en contra del gobierno.
El gobierno -con el ex presidente Lula da Silva como ministro con designación suspendida por la justicia- negocia contrarreloj con posibles nuevos aliados de la administración Rousseff con el fin de que voten contra el juicio político el próximo domingo.
La oposición necesita 342 votos para cubrir los dos tercios requeridos por la Constitución para elevar el proceso al Senado, que es la cámara juzgadora.
El Senado debe votar por mayoría simple si acepta o rechaza el proceso y en caso positivo la mandataria tiene que tomar licencia de 180 días hasta que la cámara alta vote nuevamente sobre su destitución, pero esta vez necesita dos tercios de los 81 legisladores.
La dirección del Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB) del vicepresidente Michel Temer decidió pasarse a la oposición, pero su bloque de Diputados tiene bastantes fieles al gobierno, como el jefe de la bancada, Leonardo Picciani.
Paralelamente, esta semana también debe continuar la negociación para montar una comisión de juicio político contra Temer, como ordenó el juez del Supremo Tribunal Federal (STF, Corte Suprema) Marco Aurelio Mello, que obligó a Cunha tomar con el vicepresidente el mismo criterio que usó con Rousseff sobre los decretos de créditos internos dentro del presupuesto que configurarían delito de responsabilidad.
Una encuesta de Datafolha conocida ayer, que dominará parte de la agenda de la semana, indicó que la mayoría de los brasileños tampoco apoya un eventual gobierno de Temer (58%) y respalda la renuncia tanto de Rousseff como del vice (60%).
No obstante, en comparación con la anterior muestra el apoyo a la destitución de la mandataria retrocedió siete puntos (de 67 a 60%) y la reprobación del gobierno seis puntos (de 69 a 63%), en tanto que la aprobación aumentó tres puntos (de 10 a 13%).
Asimismo, creció la popularidad de Lula pese al escándalo de su asunción como jefe de ministros suspendida por la Justicia y la investigación por su presunta responsabilidad en el caso Lava Jato.
De acuerdo con la encuesta, subió de 35 a 40% la proporción de brasileños que lo consideran el mejor presidente de la historia del país y de 17 a 21% su intención de voto para 2018, lo que lo dejó dos puntos por encima de la ambientalista Marina Silva y cuatro por sobre el socialdemócrata Aécio Neves.
Si hoy se aprueba el juicio político en la comisión, será la segunda vez que el país vivirá una situación similar, tras la sucedida a comienzos de los 90 con Fernando Collor de Mello.