Las sospechas y dudas sobre si un misil provocó o no la caída en Irán del Boeing 737 de Ukrainian International Airlines el miércoles pasado marcó el día después un cimbronazo en el mercado de la aeronáutica.
Las sospechas y dudas sobre si un misil provocó o no la caída en Irán del Boeing 737 de Ukrainian International Airlines el miércoles pasado marcó el día después un cimbronazo en el mercado de la aeronáutica.
Así, la aerolínea alemana Lufthansa y la austríaca Austrian Airlines cancelaron sus vuelos a Teherán, luego de que el primer ministro de Canadá, Justin Trudeau, denunció que la aeronave fue "derribada por un misil tierra-aire iraní", coincidiendo con las sospechas que deslizó más temprano el presidente estadounidense, Donald Trump.
Las dos aerolíneas avisaron de su decisión a través de comunicados y, en el caso de Lufthansa, significó que un vuelo que ya estaba en viaje a Teherán tuvo que dar la vuelta a Frankfurt, la base de la empresa en Alemania, según informó la cadena de noticias CNN.
Las empresas explicaron su decisión por "los últimos informes y un cambio en el análisis de la situación de seguridad en el espacio aéreo alrededor del aeropuerto de Teherán".
Los dos textos agregaron que continuarán "evaluando la situación sobre el terreno con las autoridades nacionales e internacionales".
El vuelo PS752 de Ukrainian International Airlines despegó desde Teherán con destino a Kiev, pero se estrelló minutos después. Las autoridades iraníes informaron que el avión cayó por razones técnicas y no estuvo vinculado a la escalada militar que protagonizan junto a Estados Unidos en las últimas semanas.