El candidato presidencial chileno José Antonio Kast, que rechazó ser definido de “ultraderecha” a pesar de tener cercanía ideológica con el mandatario brasileño Jair Bolsonaro, definió la dictadura de Augusto Pinochet como gobierno militar y se negó a definirla como dictadura, ya que según él durante ese período se realizaban elecciones y no se encarcelaba a dirigentes opositores.
Chile vivió durante 17 años (1973-1990) una dictadura militar que persiguió, torturó, asesinó y desapareció a opositores políticos, hechos que hasta la derecha en el Gobierno reconoce.
En conferencia de prensa con medios internacionales, Kast defendió que la actual Constitución, escrita en 1980 durante la dictadura militar contenía los pasos para la transición a la democracia y que esto genera un punto de diferencia con Cuba, Venezuela y Nicaragua, a cuyos gobiernos calificó de dictaduras.
“No veo cuál es su duda”, comentó Kast ante la consulta de Télam de por qué no definía a la pinochetista como dictadura y cerró el tema su equipo de prensa pidiendo que se le pregunte por “el futuro” y no por los tiempos del Gobierno de facto de Augusto Pinochet (1973-1990).
El abogado de 55 años se definió como “un candidato de sentido común” y pidió a la prensa internacional no ser tratado como un candidato “de extrema derecha”.
El abanderado del Partido Republicano, al ser consultado por sus relaciones con Argentina en caso de un eventual triunfo, afirmó que está “abierto a cualquier tipo de conversación con los países vecinos” como Bolivia y Perú para mantener relaciones de todo tipo.
Sin embargo, puntualizó que en el caso de Argentina “tenemos temas pendientes”.
Expresó que en el caso de la polémica por la Plataforma Marítima, “no tenemos nada pendiente, porque eso (las tierras en disputa internacional) es chileno” y cree que Argentina no tiene ningún motivo para decir que dicha plataforma “les pertenece a ellos, eso está resuelto”.
“Creo que nosotros podemos ser un buen socio comercial para Argentina”, dijo Kast, porque para él, “Argentina tiene problemas serios para llegar al Asia y nosotros somos una puerta para llegar” y por tanto Chile, según el candidato, debe darle todas las facilidades de acceso y transporte para promover su intercambio comercial.
El candidato tocó temas de la contingencia nacional chilena, como el conflicto mapuche de La Araucanía (sur), que calificó como de “terrorismo” y prometió mano dura para resolverlo, en caso de ganar las elecciones.
También remarcó su postura contra el actual proceso constituyente, pero dijo que Chile necesita “certezas” de cara al futuro y que respetará la nueva Constitución para darle una buena imagen internacional al país, siempre que el considere que sea un buen texto, porque sino será el primero en llamar a que sea rechazada en el Plebiscito de Salida, donde la ciudadanía deberá votar si aprueba o no la nueva Constitución.
Al finalizar remarcó que su principal objetivo, a menos de 10 días de la primera vuelta, es llegar al balotaje, programado para el 19 de diciembre según el calendario del Servicio Electoral (Servel).