El movimiento de protesta conocido como los chalecos amarillos decidió este lunes, a último momento, no ir a la casa de gobierno a reunirse con el primer ministro, Édouard Philippe, tras denunciar "amenazas de muerte" y faltas de garantías por parte de las autoridades.
Este domingo, al volver al país después de su paso por Buenos Aires para el G20, el presidente de Francia, Emmanuel Macron, le pidió este lunes al primer ministro que se reúna con los líderes del arco político y representantes de los chalecos amarillos para tratar la crisis que vive el país.
Este fin de semana que pasó fue la tercera semana consecutiva de protestas masivas en todo el país contra el aumento de combustibles para subsidiar la llamada transición ecológica planteada por el gobierno.
Las manifestaciones, esta vez, se descontrolaron y terminaron con escenas de caos y batallas campales: 288 detenidos, 110 heridos, fogatas enormes en los distintos barrios de París, autos incendiados, locales de ropa de lujo saqueadas, edificios públicos atacados y monumentos grafiteados.
Tenés que leerParís: 16 detenidos en las protestas contra el aumento del combustibleTras esta noche de violencia y descontrol, miembros del movimiento horizontal y sin liderazgos claros de los chalecos amarillos pidieron en la prensa "una salida a la crisis" y el gobierno, presionado por todo el arco opositor, llamó a un diálogo.
Esto, más la luz verde dada por Macron, habilitó una reunión en el Palacio de Matignon, que hoy la canceló, a último momento, los representantes del colectivo que habían sido convocados.
Los "chalecos amarillos libres" que firmaron ayer una solicitada en la prensa para "buscar una salida" fueron este lunes cuestionados por otros miembros del movimiento por presentarse como "voceros" de la protesta.
Mientras estas críticas se multiplicaban, los referentes de las protestas que iban a ir al Palacio de Matignon para reunirse con el primer ministro anunciaron que no lo harían porque recibieron "amenazas de muerte" y porque las autoridades francesas no les dieron las garantías necesarias, según informó el diario Le Parisien.
Tras esta cancelación y con la incertidumbre que generó la promesa de los chalecos amarillos de continuar sus protestas los próximos sábados, el ministro del Interior, Christophe Castaner y su mano derecha, Laurent Nunez, comparecieron en la Asamblea Nacional ante una oposición de derecha, centro e izquierda que reclama soluciones al gobierno.