Militares, policías y paramilitares reprimieron este miércoles con una dureza nunca vista en varios meses las manifestaciones antichavistas en toda Venezuela, el día después del frustrado alzamiento cívico militar contra el presidente Nicolás Maduro, a tal punto que generaron la condena de la ONU y el Grupo de Contacto encabezado por la Unión Europea (UE).
Mientras tanto, el presidente interino designado por el parlamento, Juan Guaidó, advirtió que los objetivos de desplazar a Maduro “no se desinflaron” tras el fallido levantamiento y volvió a llamar a un paro de trabajadores estatales “rumbo a la huelga general”.
Efectivos de la Guardia Nacional Bolivariana (GNB, policía militar) y la Policía Nacional Bolivariana (PNB) lanzaron gases lacrimógenos y balas de goma en la mayoría de los puntos de concentración de los simpatizantes antichavistas con el objeto de evitar las marchas que habían programado, informó la prensa venezolana y extranjera.
Las marchas, no obstante, se produjeron, y en su transcurso hubo numerosos choques, en los que también se vio a encapuchados lanzarles piedras y bombas molotov a los uniformados.
La agencia de noticias EFE reportó 15 heridos, mientras hasta esta tarde no habían emitido informes las ONG que computan regularmente víctimas y detenidos en manifestaciones callejeras.
La prensa relevó, incluso con videos y fotografías, disturbios en la base aérea militar La Carlota -donde manifestantes rompieron la reja perimetral con un vehícuo- y al menos otras cuatro zonas de Caracas, así como en Barquisimeto y Guayana, en los estados Lara y Bolívar, respectivamente, entre otros.
La demostración antichavista había sido convocada por Guaidó antes de que se pusiera en marcha ayer el levantamiento contra Maduro y con el objeto de continuar presionando para lograr lo que el antichavismo llama “el cese de la usurpación”.
El mandatario encargado se presentó en la capital, donde reiteró ante los manifestantes que no dejará de “luchar”, aseguró que los reclamos que encarna “no se desinflaron” tras el alzamiento frustrado y volvió a llamar a un paro de empleados estatales “con rumbo a la huelga general”.
“Si el régimen creía que habíamos llegado al máximo de presión, se equivocaron; vamos a seguir en las calles hasta lograr la libertad de Venezuela”, advirtió Guaidó, y pidió una vez más a los miembros de las fuerzas armadas que “salgan a protestar de manera conjunta”.
La represión de las manifestaciones antichavistas, que tuvo una dureza que no se había visto en lo que va del año, generó la reacción de varios organismos internacionales.
El Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos dijo que estaba “extremadamente preocupado por las informaciones acerca del uso excesivo de la fuerza cometido por las fuerzas de seguridad contra manifestantes en Venezuela”, en un comunicado firmado por su vocera, María Hurtado, y divulgado en Ginebra.
En tanto, el Grupo de Contacto encabezado por la UE e integrado por ocho países europeos y cuatro latinoamericanos pidió en un comunicado “máxima contención por parte de los cuerpos de seguridad, de manera que no se inflija más daño al pueblo venezolano”.
Paralelamente, Estados Unidos y Rusia volvieron a confrontar sobre la situación de Venezuela, en sus respectivas versiones de una conversación telefónica que mantuvieron este miércoles sus cancilleres, Mike Pompeo y Serguei Lavrov.
Pompeo “enfatizó que la intervención de Rusia y Cuba es desestabilizadora para Venezuela y para la relación bilateral entre Estados Unidos y Rusia”, dijo la vocera del Departamento de Estado, Morgan Ortagus.
A la vez, Lavrov advirtió que “la continuación de los pasos agresivos tendrá las más graves consecuencias” y remarcó que “solo el pueblo venezolano tiene derecho a determinar su destino, para lo que es necesario un diálogo entre todas las fuerzas políticas del país”, señaló la cancillería rusa en un comunicado.