Venezuela se alista para las elecciones presidenciales fijadas para el 28 de julio, unos comicios en los que el chavismo parece estar más cerca que nunca, en sus 25 años de Gobierno, de perder el poder, según sondeos de ORC consultores, tras una prolongada crisis económica y frente a una oposición que llega en gran parte unida al día de la votación.
El derrumbe del producto interno bruto (PIB) de la última década y la salida de más de 7,7 millones de venezolanos del país podrían no alcanzar para explicar las condiciones que enmarcan la campaña, ya que para las elecciones de 2018 la recesión llevaba varios años y el movimiento migratorio estaba en despliegue.
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Y si en 2018 el Tribunal Supremo de Venezuela excluyó a la coalición Mesa de Unidad Democrática (MUD), que agrupaba entonces a gran parte de la oposición, por considerar que su participación contravenía una prohibición de doble militancia, esta vez no dejó participar a la ganadora de las primarias, María Corina Machado, debido a una inhabilitación dictada por la Contraloría General de la República para ejercer cargos de elección popular. Luego, su sustituta, Corina Yoris, no pudo inscribirse.
“Nunca la oposición había estado tan cerca de lograr ganar”, aseguró a la cadena CNN Benigno Alarcón, director del Centro de Estudios Políticos y de Gobierno de la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB), en referencia a una posible victoria en las elecciones del candidato Edmundo González, líder en los sondeos.
En las últimas horas, y a pocos días de las elecciones en Venezuela, detienen al jefe de seguridad de María Corina Machado por violencia de género.
Machado responsabilizó este miércoles a Nicolás Maduro de la "integridad física" de Milciades Ávila, expolicía y jefe de seguridad de su equipo, detenido esta madrugada por supuesta "violencia de género contra unas mujeres" que el sábado pasado la "intentaron agredir" junto al candidato opositor presidencial Edmundo González Urrutia.
Deterioro del chavismo
El politólogo indica que la situación actual no solo se explica por la crisis, sino también por “un agotamiento del modelo que impuso el oficialismo” y que no cumplió con las expectativas, así como por “un desgaste progresivo a partir de la muerte de Chávez”.
Mirá tambiénEntre demoras y aumento de costos, la NASA cancela la misión de explorador lunarEl deterioro del modelo chavista y su lento viraje de una economía marcada por los controles a un modelo que permite la libre circulación del dólar estadounidense en el país sudamericano ha generado grietas en la coalición que apoya a Maduro. Un ejemplo es la decisión del Partido Comunista de Venezuela de apoyar a otro candidato, Enrique Márquez. “Básicamente porque no están conformes con las políticas. Apoyar hoy a Maduro es políticamente incorrecto, es un pasivo”, dijo Alarcón.
Aunque el Partido Comunista jamás aportó muchos votos ni a Chávez ni a Maduro, su apoyo legitimaba el discurso de izquierda de la llamada revolución bolivariana. Y esa es la razón, agrega Alarcón, por la que líderes internacionales como el presidente de Brasil, Lula da Silva, y el de Colombia, Gustavo Petro, “intentan marcar cierta distancia”, un cambio con respecto a comicios anteriores.
Oposición unida
En cuanto a la oposición, Alarcón resalta que llega compacta, tras una votación interna en la que el 92% apoyó a María Corina Machado, con más de 2,2 millones de votos. “Está mucho más unida, el resultado de la primaria obligó a todo el mundo a alinearse, aunque algunos lo hagan a regañadientes, no hay dudas de quién lidera”.
Alarcón, de la UCAB, coincide en notar esa expectativa de cambio. “La gente sabe que la oposición va ganando y eso aumenta el entusiasmo. El hecho de que no hayan eliminado todavía al candidato hace pensar que estamos más cerca de una salida”, anotó. Según señaló, hay sondeos que muestran un aumento de la esperanza y la motivación de la población de cara a la votación.
Alarcón percibe que se ha producido un cambio actitudinal en la población. “Al comienzo del Gobierno de Chávez, se esperaba que (el Gobierno) resolviera los problemas, con políticas de asistencia social que hoy son rechazadas. La gente quiere un trabajo decente, hay otra visión de cómo manejarse en la vida, cambió sus expectativas en relación con el Estado. Hay una toma de responsabilidad. La gente sentía que estaba en un país de riqueza mal distribuida y esperaba que se reparta más equitativamente”.
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