Mientras la clase política discute cómo afrontar la reforma constitucional, siguen las protestas en las calles. La serie de reformas introducidas por el gobierno con el apoyo de la mayoría de la oposición no logró devolver la tranquilidad a las calles de Santiago y de varias ciudades del vecino país.
Por eso, el presidente chileno Sebastián Piñera terminó aceptando el reclamo de fondo de manifestantes y de varios dirigentes políticos: encarar una reforma constitucional.
Así, se busca una actualización de la Carta Magna impuesta por Pinochet en el final de la dictadura. Dar paso a reformas que incluyan más derechos para la sociedad chilena que tuvo una gran transformación en los 29 años de continuidad democrática.
Pero la reforma en sí misma es motivo de un profundo debate. Cómo hacerla, cambiarla toda o sólo sus partes sustanciales, divide a la clase política.
La Constitución tiene tres manera de ser reformada en Chile.
1. Congreso constituyente
El actual Congreso, se convierte en la Asamblea encargada de modificar el texto, en el todo o cualquiera de sus partes.
Los grupos sociales que salieron a la calle son los que rechazan de plano esta alternativa. El actual congreso tiene poco predicamento en la sociedad y su composición ya no refleja el “humor social” del momento.
2. Convención constituyente
Una alternativa intermedia, parte de los actuales legisladores y otros surgidos en una elección conforman el órgano encargado de modificarla. De nuevo, ¿quienes serían los congresistas que serían designados para redactar una nueva constitución? Esta alternativa también es resistida por los promotores de la reforma.
3. Asamblea constituyente
Es el método más equiparable a lo previsto en nuestro país. Declarada la necesidad de la reforma, una elección general determina a los integrantes de la “Asamblea”. Delibera de manera soberana, independientemente del actual Congreso de Chile.
Éste es el sistema que quieren los que aún protestan en la calle y los partidos de oposición. Una nueva elección, creen, daría una menor representación al oficialismo de Piñera entre los “constituyentes”.
El gobierno en cambio, resiste esta idea. La actual vocera, Karla Rubilar, sintetizó la posición oficial así: “Nuestro camino no es la asamblea constituyente, pero debe ser con participación activa”. Evitó definir, al menos por el momento, como se dará curso a esa “participación activa”.