El presidente chileno, Gabriel Boric, todavía no cumple dos meses en el cargo, pero su popularidad ha descendido bruscamente en la séptima semana de mandato. De acuerdo a la encuesta Cadem, que se realiza semana a semana, el rechazo a la forma en que el mandatario de izquierda conduce su Gobierno supera a la aprobación, con un 53% contra un 36%, respectivamente. Es una caída rápida y pronunciada que ha hecho a los medios de comunicación chilenos hablar del fin anticipado de la luna de miel que suelen tener los mandatarios en sus primeros meses en el poder.
El rechazo a su antecesor, el derechista Sebastián Piñera, recién en la semana 37 de su mandato superó a la aprobación. Antes, la socialista Michelle Bachelet, en su segundo período, observó el mismo fenómeno en la semana 33 de su gestión. Es la muestra de una ciudadanía impaciente y con altas expectativas que ha vuelto complejo el oficio de gobernar, sobre todo en un país como Chile que vive un profundo proceso de cambios, con una constituyente en marcha.
El sondeo de la encuestadora Cadem fue realizado en la tercera semana de abril, dos días después de que el Congreso rechazara dos proyectos de ley que permitían a las personas sacar hasta el 10% de sus ahorros para las pensiones. La primera era una iniciativa de los diputados y la segunda, del propio Gobierno de Boric, que ponía ciertas condiciones a los retiros para evitar, de esta forma, un impacto en la economía con una inflación ya desatada (de un 9,4% anual, por sobre México o Colombia). Pese a los reparos de los técnicos, sin embargo, los retiros de los ahorros para la vejez son populares entre la ciudadanía, que resintió que, finalmente, ninguno de los proyectos de ley hayan sido aprobados en el Parlamento. El aumento del rechazo, que pasó de 50% a 53% en una semana, probablemente logró capturar parte del desencanto.
En la primera medición de su mandato, de acuerdo al mismo sondeo, un 50% de la ciudadanía apoyaba la forma en que Boric comenzaba a conducir su Gobierno, contra un 20% que lo desaprobaba. Pero desde entonces, la aprobación ha bajado consecutivamente, mientras avanza el rechazo a la conducción. Según la encuestadora, los bastiones de Boric siguen siendo las mujeres, los jóvenes de entre 18 y 34 años, los habitantes de Santiago y los que se identifican con la izquierda. La Cadem muestra que los sectores bajos lo apoyan menos que los medios y los altos, según la diferenciación del sondeo por el nivel socioeconómico. Entre los ciudadanos de grupos populares –los más afectados por la inflación o por la inseguridad–, la desaprobación a Boric llega al 61%.
Elegido con el 55% de los votos en septiembre ante José Antonio Kast de la derecha extrema, los índices que muestran la desafección se repiten en otras encuestadoras. Según la encuesta Pulso Ciudadano de la primera quincena de abril, un 22,9% de las personas evalúa como bueno o muy bueno el desempeño de la ministra del Interior, Izkia Siches, que ha enfrentado un arranque especialmente complejo. En el primer sondeo de la misma encuestadora luego de que el Gobierno asumiera el 11 de marzo, esta cifra llegaba al 55,5%. En la encuesta Criteria de marzo, en tanto, un 45% estimaba que el país está retrocediendo.
La propia Siches, en una entrevista con la prensa local este fin de semana, definió estas primeras semanas como “un proceso de instalación, no exento de dificultades”.
Las encuestas, que han tenido un buen nivel de pronóstico de acuerdo a las elecciones de 2021, han mostrado, a su vez, que ha aumentado la cantidad de gente que está dispuesta a rechazar la propuesta de Constitución en la que trabaja la convención constitucional y que será plebiscitada el 4 de septiembre. Pese a que casi un 80% de los votantes estuvieron en octubre de 2020 por cambiar la Carta Fundamental vigente desde 1980 –que ha tenido decenas de modificaciones en democracia–, los sondeos muestran desafección con el proceso. En la reciente encuesta de Cadem, por ejemplo, el rechazo se mantiene por cuarta semana consecutiva por sobre el apruebo: un 46% contra un 37%. Mientras, solo cuatro de 10 ciudadanos tienen confianza en la Convención, su punto más bajo desde que comenzó su trabajo el 4 de julio del año pasado.