El Litoral
Los chilenos comenzaron a votar este domingo en las elecciones presidenciales y parlamentarias, que se celebran en un clima de apatía y en las que el gran protagonista podría ser el abstencionismo.
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DPA
Sin carteles en las calles que recuerden la fecha, los 14 millones de habilitados para votar deberán elegir entre ocho candidatos a presidente y a los aspirantes a renovar la Cámara de Diputados y parte del Senado.
"Los chilenos tienen que elegir entre el cambio o la continuidad", dijo hace unos días el conservador ex presidente Sebastián Piñera (2010-2014), que podría lograr un nuevo mandato, ya que las encuestas lo ubican como favorito con entre un 40 y un 45 por ciento de los votos.
Sin embargo, para imponerse en la primera vuelta de hoy, Piñera debería sacar más de la mitad de los votos y hay pocas posibilidades de que ocurra.
Su rival en la segunda vuelta del 17 de diciembre podría ser, según los sondeos, el periodista Alejandro Guillier, un senador independiente que representa a la oficialista Nueva Mayoría de la presidenta Michelle Bachelet y simboliza el continuismo de la centroizquierda.
Piñera, un multimillonario empresario, promete impulsar la estancada economía chilena y revisar las emblemáticas reformas tributarias, educacional y laboral aprobadas durante el periodo de Bachelet.
Unos 17.000 miembros de las fuerzas de seguridad fueron desplegados a lo largo del país para vigilar las elecciones, en las que el voto no es obligatorio.
En los últimos días, el Gobierno llamó a la población a votar y estableció que el servicio de metro en la capital será gratuito, para facilitar la llegada a los locales electorales.
Por la tarde, luego de sufragar, se verá si se confirman las expectativas de los analistas, que estiman una baja participación, de poco más del 40 por ciento.