China anunció que mantendrá “decididamente” su política de COVID cero, pero expresó su oposición a “las tendencias de ‘confinarlo todo’ y de ‘abrirlo todo’”.
Ante los rebrotes que registran muchas localidades, el país asiático continuará construyendo hospitales y se asegurará de que tengan suficientes camas, de las cuales el 10% deberán ser de cuidados intensivos.
China anunció que mantendrá “decididamente” su política de COVID cero, pero expresó su oposición a “las tendencias de ‘confinarlo todo’ y de ‘abrirlo todo’”.
Ante los rebrotes que registran muchos puntos del país asiático, continuará construyendo hospitales” y se asegurará de que estos tengan “suficientes camas, de las cuales el 10% deberán ser de cuidados intensivos.
China ha basado toda su campaña de inoculación en vacunas de fabricación nacional. Llevan administradas más de 3.400 millones de dosis entre su población de alrededor de 1.400 millones de habitantes, aunque los ancianos han sido uno de los grupos más reticentes a recibir la inyección.
Si bien hace unos dias realizó ajustes a sus protocolos de lucha contra la pandemia, el Ejecutivo desaconsejó llevar a cabo pruebas rutinarias PCR a toda la población de una ciudad o un distrito.
Desde la pasada primavera boreal y ante el creciente número de casos, varias urbes decidieron implementar un sistema según el cual los residentes deben presentar, mediante una aplicación en sus teléfonos, una prueba PCR negativa realizada en las 24, 48 o 72 horas previas para usar el transporte público o entrar a oficinas, museos, escuelas, parques, tiendas u otros espacios.
Sin embargo, numerosas ciudades han cancelado las pruebas rutinarias gratuitas, optando por reservarlas para “situaciones en las que la cadena de contagio no esté clara” y para “grupos de poblaciones clave” o por hacerlas de pago.
En algunas localidades, la cancelación de estas tomas no ha ido acompañada de una relajación en los requisitos de un resultado PCR a la entrada de lugares públicos, lo que ha causado largas colas en las cabinas que permanecen abiertas y muestras de frustración entre la población.
Ciudades como Beijing, Chongqing (centro) o Cantón (sur) han registrado recientemente un fuerte aumento del número de casos de COVID, aunque han evitado confinamientos totales como el impuesto la pasada primavera boreal en Shanghái (este).
La política de COVID cero, que consiste en el aislamiento de todos los contagiados, estrictos controles fronterizos, campañas masivas de pruebas PCR y confinamientos donde se detectan casos, permanece vigente desde comienzos de 2020 en el país asiático, a pesar de síntomas de agotamiento entre la población en los últimos meses que han desembocado en disturbios recientes en ciudades como Cantón.
Según las cifras oficiales, fallecieron desde el comienzo de la pandemia 5.226 personas en China, cuyas autoridades sostienen que la estrategia de COVID cero ha salvado millones de vidas.
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