Disparos de artillería entre tropas regulares y paramilitares mataron este domingo a cinco civiles en Jartum, la capital de Sudán, horas después de que otros 20 murieran en un bombardeo, informaron un médico y activistas. "Cinco civiles murieron al caer cohetes en sus casas, en Omdurman", en la periferia norte de Jartum, según la agencia de noticias AFP.
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Previamente, el Comité de Resistencia del barrio de Kalakla, en Jartum, había anunciado que el balance de los bombardeos aéreos en ese barrio había aumentado a 20 civiles muertos.
El Comité de Resistencia es uno de los grupos prodemocracia que, desde que empezó el conflicto en abril, pusieron en marcha sistemas para ayudar a los vecinos.
Ayer, ese comité había informado que "11 civiles muertos, incluyendo dos niños y una mujer" se encontraban en la morgue de uno de los últimos hospitales que siguen en funcionamiento en la capital, pero que "muchos cuerpos, calcinados y desmembrados por el bombardeo", no pudieron ser transportados a esos establecimientos.
Este domingo, varios testigos indicaron que se produjeron "tiros de artillería y de cohetes del Ejército contra posiciones de las FAR" en la periferia norte de la capital.
En Jartum, los combates se concentran en barrios densamente poblados, donde desde hace casi cinco meses millones de habitantes sufren cortes de agua y electricidad y un calor asfixiante en su día a día, atrapados en sus casas para intentar protegerse de los tiroteos.
La guerra estalló el 15 de abril entre el Ejército, dirigido por el general Abdel Fatah al Burhan, y los paramilitares de las Fuerzas de Apoyo Rápido (FAR), del general Mohamed Hamdan Daglo.
A fines del mes pasado, un comunicado de la ONU alertó que la guerra y el hambre amenazaban con "destruir" todo el país africano.
El secretario general adjunto de la ONU para Asuntos Humanitarios, Martín Griffiths, advirtió que cuanto más continúe el conflicto, "más devastador será su impacto".
Hasta el 25 de agosto, más de 4,8 millones de personas fueron obligadas a abandonar sus hogares -más de un millón cruzaron hacia países vecinos- y se estima que cerca de medio millar de niños murieron víctimas del hambre, con enfermedades como el sarampión, la malaria, el dengue o la diarrea como potenciales amenazas, según la agencia Europa Press.
El representante de la ONU manifestó que temía que haya una "generación perdida" sin educación y con las "cicatrices" físicas y psicológicas que deja una guerra.
Asimismo, consideró "muy preocupantes" las informaciones que apuntan al posible reclutamiento de menores en grupos armados.
Los enfrentamientos se concentraron inicialmente en la capital Jartum y en Darfur, pero ya se extendieron a otras zonas como Kordofán, donde la comida empieza a agotarse y las rutas permanecen bloqueadas.
La guerra, que comenzó como una disputa de poder entre los militares y paramilitares, que previamente eran aliados, provocó la muerte de unas 5.000 personas, de acuerdo al balance de Acled, una ONG que se especializa en la recopilación, análisis y mapeo de crisis de datos de conflictos.
El balance real podría ser muy superior, ya que varias zonas están incomunicadas y ninguno de los dos bandos informa sobre sus pérdidas.
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