Representantes de las principales potencias del mundo y de la ONU, la UE, la Unión Africana y la Liga Árabe coincidieron este viernes en hacer una fuerte apuesta a que las elecciones de diciembre en Libia sean un paso central para la integridad de esa nación y una bisagra en su historia de guerra y división. La Conferencia Internacional de Paz sobre Libia, que se llevó a cabo en París, reunió a los altos funcionarios de Estados Unidos, China, Rusia, ONU, Reino Unido, la Unión Africana, la UE y la Liga Árabe.
Fue, también, un gesto de respaldo a los líderes libios, representados por el titular del Consejo Presidencial de Libia, Mohamed Menfi, y el primer ministro del Gobierno de Unidad Nacional, Mohamed Dbeibé, para garantizar la estabilidad del país tras los comicios del 24 de diciembre.
Menfi y Dbeibé representan la división institucional que marcó la historia de Libia durante la última década, traducida en una guerra civil entre un gobierno reconocido por la comunidad internacional en Trípoli y autoridades paralelas en el este del país, comandadas por Jalifa Haftar. En el medio de ese conflicto interno se mezclan alianzas internacionales, presencia de mercenarios y la constante llegada de armas al país norteafricano.
La cuestión fue verbalizada de lleno por el presidente francés, Emmanuel Macron, quien reclamó a Turquía y Rusia que retiren "sin demora" a sus mercenarios de Libia, porque esa presencia "amenaza la estabilidad y la seguridad del país y de toda la región". "Es verdad que se dio un primer paso con el anuncio de la retirada de unos trescientos mercenarios al servicio del bando del hombre fuerte del este, Haftar", dijo Macron en conferencia de prensa, pero advirtió que eso "es solo el principio de todo esto".
"Turquía y Rusia también deben retirar sin demora a sus mercenarios y fuerzas militares, cuya presencia amenaza la estabilidad y la seguridad del país y de toda la región", insistió. La conferencia abordó estas cuestiones con la mira en las cruciales elecciones que tendrán como objetivo primordial la futura unificación del país.
"Libres, justas y transparentes"
La declaración final del encuentro reafirma "el completo respeto y nuestro compromiso a la soberanía, independencia, integridad territorial y unidad nacional de Libia", y rechaza "toda interferencia extranjera en los asuntos de Libia". El texto, además, celebra "el compromiso tanto del Consejo Presidencial como del Gobierno de Unidad Nacional, ambos en funciones, para garantizar el éxito de la transición política a través de la celebración de estas elecciones libres, justas y transparentes".
Poco después del encuentro, el responsable de la UE para Exteriores, Josep Borrell, resaltó como "las dos prioridades" para Libia "la celebración de los comicios y la vinculación de los desafíos de seguridad a la retirada total de las fuerzas extranjeras".
Los líderes internacionales pidieron además a las autoridades libias medidas para garantizar "una sustancial representación de las mujeres en la nueva legislatura" y que "cooperen con las instituciones civiles en estos esfuerzos", siempre desde el "respeto a los derechos de sus oponentes políticos" y con un compromiso para aceptar los resultados de los comicios.
El debate también aludió a la crisis migratoria que atraviesa el país, cuyas autoridades fueron acusadas de falta de voluntad a la hora de evitar los malos tratos a los que se ven sometidos los migrantes en sus centros de detención.
En este sentido, aunque la conferencia aplaudió "la reanudación de las evacuaciones humanitarias voluntarias y los vuelos de retorno para migrantes y refugiados", también exigió a las autoridades "pleno respeto a las directrices del Derecho Internacional". Finalmente, el documento subraya la necesidad de que el unifique el Banco Central y aplique "sin dilación" las recomendaciones de las auditorías financieras internacionales.
Además, pide salvaguardar "la integridad y la unidad tanto de las instituciones financieras libias, como de la petrolera estatal, la National Oil Corporation", empresa cuyo manejo suelen disputarse grupos armados, en busca de controlar las exportaciones de petróleo. "Tales acciones podrían suponer una amenaza para la paz, la seguridad y la estabilidad de Libia", advirtieron los líderes internacionales.