El gobierno español expresó este miércoles su preocupación por el brote de coronavirus activo en la provincia catalana de Lérida, que mantiene confinadas a unas 200.000 personas en el norte de España, después de que las autoridades regionales y locales advirtieran sobre la complejidad de la situación y reclamaran ayuda de especialistas.
El ministro de Sanidad español, Salvador Illa, afirmó que sigue con "preocupación" la evolución de los 67 rebrotes activos en estos momentos en España, aunque admitió que los que más le "inquietan" son el de Segria, en la provincia de Lérida, y en La Mariña, en la provincia de Lugo, en la costa de Galicia.
En el caso del brote de Galicia, donde el próximo domingo se celebran elecciones regionales, hay unas 70.000 las personas bajo confinamiento.
Sin embargo, el gobierno gallego asegura que los comicios se celebrarán con garantías de seguridad -los casos activos del foco disminuyeron-, algo que el ministro de Sanidad español no objeta.
Las elecciones se podrán llevar a cabo "si las cosas se hacen bien y se toman precauciones", dijo Illa en una entrevista con Catalunya Radio.
En cambio, en Cataluña la situación se volvió más complicada en los últimos días pese a que se tomaron medidas para frenar la transmisión comunitaria, como el confinamiento perimetral de toda la provincia de Lérida, a raíz de la tensión que está sufriendo el sistema sanitario y los problemas de rastreo y control de los posibles contagios.
En ese sentido, la responsable de sanidad de Cataluña, Alba Vergés, aseguró hoy en el parlamento regional que la situación de Lérida es de una "complejidad brutal", de ahí que pidió a las autoridades municipales y otras instituciones que colaboren en la labor de aislamiento de la población.
Ante la previsión de que los casos de coronavirus seguirán en aumento, el gobierno catalán decretó a partir de mañana el uso obligatorio del barbijo o tapaboca en la calle siempre, endureciendo de esta forma la normativa que rige en toda España que limita la medida a cuando no se puede mantener una distancia de seguridad.
Por su parte, el alcalde de la ciudad de Lérida, Miquel Pueyo, afirmó que los profesionales del sector sanitario que se encuentran atendiendo la emergencia están "muy tensionados" y que por ese motivo el gobierno regional se planteó trasladar a algunos de los infectados a hospitales fuera de esta área.
No obstante, el alcalde subrayó que por el momento "no hay riesgo de saturación", según declaraciones a RNE (Radio Nacional de España).