El presidente de la Cruz Roja chilena, Patricio Acosta, informó este domingo que la cifra de personas heridas en las movilizaciones supera los 2.500, y explicó que esta cifra es mucho mayor a la difundida en medios en los últimos días porque mucha gente no va a centros asistenciales y por eso no son contabilizados.
Según Acosta, los números aportados por el Instituto Nacional de Derechos Humanos de Chile “se quedaron cortos”: "Responsablemente puedo decir que son más de 2.500 hasta la fecha".
En diálogo con radio Cooperativa, explicó que pudieron llegar a esa cifra porque sus hombres y mujeres están desplegados en todo el país y atienden directamente a las víctimas, muchas veces sin pasar por instituciones de salud.
El presidente de la Cruz Roja explicó: "Nosotros los curamos y se van para la casa, y eso queda en la estadística nuestra, no queda en la estadística de los centros asistenciales. Por eso, ha habido mucho herido que no está contabilizado por el Instituto Nacional de Derechos Humanos".
Poco después, la flamante vocera de gobierno, Karla Rubilar, respondió a los repetidos pedidos de renuncia presidencial que se escucharon en las manifestaciones multitudinarias y sobre las denuncias de violaciones a los derechos humanos por parte de las fuerzas de seguridad durante la represión de las protestas aseguró que el mandatario Sebastián Piñera no tiene ninguna responsabilidad.
"Aquí no hay ninguna responsabilidad política sobre quienes puntualmente pudieron haber cometido abusos, excesos o finalmente violaciones a los derechos humanos, si es que eso lo acredita la justicia", afirmó Rubilar en una entrevista con el diario local La Tercera, citada por la agencia de noticias EFE.
Tenés que leerOtra marcha multitudinaria y nuevos disturbios en Chile"El presidente desde el día uno dio instrucciones clarísimas de respeto irrestricto a los derechos humanos", agregó.
La protestas comenzaron el 17 de octubre, luego que el presidente Piñera decidiera aumentar la tarifa del transporte público y se convirtiera en el detonante para masivas manifestaciones.
El gobierno intentó frenarlas decretando el Estado de emergencia y un toque de queda en algunas regiones del país y, luego, militarizando las calles y reprimiendo.
"Hay muchos atendidos que no van a la posta ni a los hospitales por temor a quedar detenidos”, explicó, además, Acosta, al tiempo que detalló que el flujo de heridos es variable, considerando la afluencia de cada manifestación.
Acosta detalló que se contabilizan los heridos graves y no “los que vienen con una pequeña herida”; sin embargo, admitió que tampoco consideran los efectos de los gases lacrimógenos, motivo por el cual aseguró que la cifra debe ser “aún mayor”.