El papa Francisco continúa recuperándose de una infección respiratoria que lo obligó a ser internado y sería dado de alta este sábado.
El Sumo Pontífice cenó pizza junto a médicos, enfermeras y gendarmes. Los análisis realizados muestran que evoluciona "con un curso clínico normal" luego de padecer una infección respiratoria.
El papa Francisco continúa recuperándose de una infección respiratoria que lo obligó a ser internado y sería dado de alta este sábado.
De acuerdo al último parte brindado por el director de la Oficina de Prensa de la Santa Sede, Matteo Bruni, la jornada del pasado jueves "transcurrió bien" para el Sumo Pontífice, "con un curso clínico normal".
"Por la noche, el papa Francisco cenó, comiendo pizza, junto a quienes lo asisten en estos días de hospitalización: médicos, enfermeras, los auxiliares y el personal de Gendarmería", detalló el breve comunicado difundido por el Vaticano. Y agregó: "Esta mañana, después del desayuno, leyó algunos periódicos y volvió al trabajo".
Según lo informado por Bruni, "el regreso de Su Santidad a Santa Marta está previsto para mañana (sábado), tras los resultados de las últimas pruebas realizadas esta mañana (del viernes)”.
Este jueves el Vaticano afirmó que Francisco había rezado en la pequeña capilla dentro de su suite privada del hospital. "Estoy conmovido por los muchos mensajes recibidos en estas horas y expreso mi gratitud por la cercanía y la oración", escribió el Papa por separado en Twitter.
No estaba claro si Francisco podría participar en alguno de los próximos eventos de Semana Santa, uno de los períodos más ocupados en el calendario de la Iglesia, que comienza con el Domingo de Ramos el 2 de abril.
Cardenales dijeron que el Vaticano les había comunicado que el papa no presidiría los oficios de Semana Santa este año y que se repartirían las ceremonias entre ellos.
Sin embargo, el cardenal italiano Giovanni Battista Re señaló a la agencia de noticias AGI que se esperaba que Francisco asistiera a la misa principal el mismo día de Pascua, el 9 de abril.
El año pasado, el Papa se sentó a un lado durante algunos de los eventos de Pascua debido a un persistente dolor en la rodilla, dejando que cardenales de alto rango oficiaran las misas.
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