Aunque opacada a nivel internacional por los conflictos crecientes en Medio Oriente, la invasión de Rusia a Ucrania y los choques bélicos en el este de Europa siguen moviendo la aguja de las grandes potencias y organizaciones internacionales.
El encuentro de líderes se lleva a cabo este 14 y 15 en Bruselas. El primer ministro de Hungría amenaza con vetar la ayuda. A la par, la UE envió 11.000 millones de dólares a Budapest.
Aunque opacada a nivel internacional por los conflictos crecientes en Medio Oriente, la invasión de Rusia a Ucrania y los choques bélicos en el este de Europa siguen moviendo la aguja de las grandes potencias y organizaciones internacionales.
Precisamente, la cumbre de líderes de la Unión Europea (UE) de este 14 y 15 de diciembre en Bruselas, Bélgica, tendrá como eje principal el debate por el financiamiento a Kiev en la guerra.
El hombre que, de momento, detiene la ayuda de la UE a los ucranianos es Viktor Orbán, el polémico primer ministro de Hungría, presente el pasado domingo en la asunción de Javier Milei.
Justamente Orbán; que sorprendió por su viaje a la ciudad de Buenos Aires no por sus afiliaciones políticas, sino por la lejanía de los lazos entre ambas naciones; protagonizó en pleno Congreso de la Nación Argentina una discusión junto a Volodímir Zelenski, presidente de Ucrania, quien todavía observa desde afuera el Parlamento Europeo.
Ambos mandatarios europeos dialogaron cara a cara en la previa a la ceremonia de jura del nuevo presidente argentino, en la cual fueron sentados demasiado cerca.
Orbán amenaza a la UE con vetar la ayuda a Ucrania de 50.000 millones de euros hasta 2027 ya que "el contexto global, económico, político y de seguridad, obliga a abrir un periodo de reflexión y un potencial reajuste de nuestros objetivos e instrumentos".
La negativa húngara traería de la mano también una ausencia de compromisos de seguridad y la ralentización del proceso de adhesión de los del mar Negro a la Unión Europea. La solicitud se envió cinco días después del ataque de Vladimir Putin.
Casualmente este miércoles, y en la previa a la cumbre, la Comisión Europea desbloqueó fondos de 10.200 millones de euros (unos 11.000 millones de dólares) para Hungría. Los mismos se encontraban en dicha condición por supuestos incumplimientos del Estado de Derecho en el país.
El propio Parlamento Europeo ha cuestionado esta decisión con una carta de los presidentes de los cuatro principales grupos. El eurodiputado alemán Daniel Freund llegó a calificarlo como “el mayor soborno en la historia de la UE".
El gobierno de Orbán impulsó en consecuencia una serie de reformas, para restablecer las competencias y la independencia del Consejo Nacional de la Magistratura, modificar el funcionamiento del Tribunal Supremo y limitar la posibilidad del Ejecutivo para presentar recursos ante el Tribunal Constitucional. Aún hay 21.000 millones de euros (unos 22.000 millones de dólares) en pagos bloqueados.
Sobre estos cambios del gobierno del primer ministro que lleva en su cargo desde 2010, la ONG Transparencia Internacional los calificó de “simples reformas cosméticas".
La actual gestión de Hungría mantiene cierta “amistad” con la de Vladimir Putin, pero no se trataría en los papeles del motivo del veto. Los de Orbán aseguran que existe una situación de abuso y maltrato contra la minoría húngara en la región ucraniana de Transcarpatia.
Situación similar ocurrió en los últimos años con los impedimentos de Turquía para que países como Suecia ingresen a la UE, exigiendo que se dé fin al asilo político de los separatistas kurdos.
En torno a los de Budapest, esta no es la primera vez que generan dolores de cabeza a la UE. Sumado a la caída de imagen positiva de Orbán por medidas contra las comunidades LGBTQ+ (aprobó las denuncias a familias homosexuales, vetó la posibilidad de adopción y limitó las posibilidades de matrimonio), el pasado 2022 ya vetó unos 18 mil millones de dólares para Ucrania.
Las especulaciones y parte del futuro europeo podrían definirse en las próximas horas con el voto de Hungría. A modo de adelanto, el ministro de Exteriores, Péter Szijjártó, manifestó: "Hungría no cederá ante ninguna presión o chantaje en relación con el inicio de las negociaciones de adhesión a la UE de Ucrania".
En simultáneo, el panorama de Kiev parece ser cada vez más desolador. El presupuesto caído en Estados Unidos, el arsenal cada vez más escaso, el agotamiento extendido y ahora una nueva traba de la UE crean un cóctel que obligó a Zelenski a viajar 12.816 km en busca de un pequeño aval político dentro de un contexto de mayor soledad.
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