Entre el 27 de julio y el 3 de agosto de 1919, en la ciudad de Chicago (Illinois, Estados Unidos), cientos de personas resultaron heridas y varias decenas muertas en lo que se conoció como “el verano rojo”: una serie de asesinatos, saqueos e incendios que se terminaron convirtiendo en la peor revuelta racial de la historia del estado.
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El nudo del conflicto fueron las tensiones preexistentes entre la recién llegada población afroamericana (la Gran Migración Negra de principios del siglo veinte) a barrios donde vivían inmigrantes europeos, relacionados con la industria cárnica de la región. Entre estos, los irlandeses fueron los más reacios a la llegada de los nuevos pobladores.
Captura de pantalla Linchamiento de Will Brown
Linchamiento de Will BrownFoto: Captura de pantalla
La tensión fue creciendo hasta que, con el fin de la Segunda Guerra Mundial, el retorno a casa de los veteranos afroestadounidenses a sus hogares generó competencia en las demandas de beneficios sociales, como vivienda y pensiones sociales. El conflicto final se desató cuando un joven fue asesinado a piedrazos.
En tanto, el gobernador Frank Lowden puso sus fuerzas armadas a disposición del entonces alcalde William Hale Thompson, quien se negó a intervenir en los conflictos. Hasta el mismo presidente Woodrow Wilson y el Congreso trataron de pacificar la región con legislaciones y decretos, ante la pasividad de Thompson. Los comerciantes cerraron sus puertas para evitar vandalización y daños en sus propiedades. Finalmente, con la ciudad paralizada, Thompson permitió que Lowden tomara las riendas de la pacificación mediante la fuerza pública.
Hasta la fecha, los historiadores reclaman al estado una revisión histórica y una reivindicación para las víctimas, ya que ninguna muerte llegó a la justicia.
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"During World War I there was a great migration north", de Jacob LawrenceFoto: Captura de pantalla