Hace pocos días un cambio en la metodología del control migratorio obligatorio para turistas tanto para el ingreso y egreso del territorio brasileño generó quejas por la aglomeración de personas en el sector del control.
Los que ingresan desde Puerto Iguazú a Foz deben realizar controles migratorios, un proceso que no se había hecho antes.
Hace pocos días un cambio en la metodología del control migratorio obligatorio para turistas tanto para el ingreso y egreso del territorio brasileño generó quejas por la aglomeración de personas en el sector del control.
Se trata de un proceso relativamente rápido en el que se llena un formulario y se recibe el sellado por parte de Migraciones o bien se rubrica el pasaporte. Pero ante la falta de personal, combinado con el importante flujo de viajeros, se generan demoras de hasta tres horas.
Anteriormente los guías de turismo o coordinadores se acercaban al sector migratorio para realizar el trámite de todos los turistas, mientras las personas permanecían dentro del ómnibus con aire acondicionado. Ahora la Policía Federal eliminó este privilegio y exige que el trámite migratorio se concrete de forma presencial y personal.
Por otro lado, hasta la semana pasada si un argentino o un extranjero ingresaba por menos de 24 horas pasaba libremente.
Brasil siempre fue contrario a ese tipo de controles en la frontera con la Argentina. A tal punto que las cabeceras del puente internacional Tancredo Neves –el segundo paso fronterizo de nuestro país después del aeropuerto de Ezeiza–, funcionan tanto de día como de noche.
Del lado argentino, siempre inclinado a privilegiar el control, la cabecera se convirtió en un enorme complejo donde trabajan cientos de personas entre Migraciones, Aduana, Gendarmería y el Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa), entre otros organismos. Un área que no para de crecer, en la búsqueda de una agilidad que nunca termina de lograrse.
Mientras que del lado brasileño ni siquiera hay barreras para traspasar el control e históricamente fue un ingreso liberado en los hechos, donde nadie hace preguntas y nadie revisa baúles o detiene automóviles. Igual que lo que sucede en muchos países de Europa, donde el viajero casi ni advierte que salió de un país para ingresar en otro.
En Puerto Iguazú los que trabajan con los turistas se quejan por las nuevas demoras que se agregan a las que ya se producen –y son una constante– en el Puente Internacional Tancredo Neves.
“Esta medida afecta directamente al turismo, primero porque el brasileño no necesita hacer el trámite, este es únicamente para el extranjero que quiera salir o ingresar en la frontera entre Foz de Iguazú y Puerto Iguazú”, explicó al diario Primera Edición Rodrigo Blanco, de la Cámara de Comercio de Puerto Iguazú.
“El turismo argentino va a tener muchísimos problemas, hay muy pocas personas habilitadas para realizar el trámite en Migraciones de ese país. Creo que están trabajando dos o tres agentes y absolutamente todos los extranjeros deben hacerlo”, advirtió.