Bolsonaro, quien pasa con su familia unos días de descanso en una base militar del litoral del estado de Sao Paulo, paseaba al final de la tarde del viernes en una lancha en Praia Grande y, cuando la embarcación se aproximó a los bañistas, el gobernante decidió lanzarse al agua, nadar y unirse a ellos.
La presencia del jefe de Estado y sus acompañantes, que no llevaban mascarilla para la covid-19, provocó una aglomeración de personas, que rodearon al gobernante, corearon su nombre y lo alzaron en hombros.
"En el momento en que Brasil necesita de paz y actitudes para combatir la pandemia y salvar vidas, el presidente Bolsonaro nos ataca una vez más, cobardemente. La inoperancia y el negacionismo del Gobierno de este presidente estimularon la muerte de 194.000 brasileños por covid", según el gobernador de Sao Paulo, Joao Doria.
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Justo cuando Bolsonaro se unía a los bañistas, el Ejecutivo informaba de que Brasil acumulaba 7,7 millones de casos confirmados y superaba las 195.000 muertes relacionadas con el nuevo coronavirus.
"A Bolsonaro le gusta el olor de la muerte, el olor de la pólvora y el olor del dinero de las corruptelas (de uno de sus hijos, el senador Flavio Bolsonaro). Presidente: trabaje más y hable menos", escribió el gobernador de Sao Paulo en su perfil de la red social Twitter.
Praia Grande fue uno de los doce municipios de Sao Paulo que desobedecieron las medidas del Gobierno regional de volver a la "fase roja" y endurecer el confinamiento y distanciamiento social, a excepción de los servicios esenciales, una disposición que Doria acaba de ampliar hasta el 7 de febrero.