Hace tres semanas, Emmanuel Macron decidió disolver la Asamblea Nacional cuando su partido perdió contra la ultraderecha en las elecciones para el Parlamento Europeo. Bajo el aval de la constitución, el presidente llamó a elecciones para que el pueblo francés vuelva a elegir los diputados del aparato legislativo antes de que terminara su mandato.
Pensada como una estrategia para volver a ganar popularidad, una eventual victoria en este proceso democrático significa la reafirmación de apoyo hacia el mandatario por parte de los ciudadanos. Ahora bien, una derrota sería totalmente lo contrario. La primera ronda de las votaciones se desarrolló ayer y los resultados fueron los calculados por Macron: el partido de ultraderecha, Reagrupación Nacional (RN), sacó un 33,15 %.
En segundo lugar quedó la coalición de izquierdas, Nuevo Frente Popular, con un 27,99 %. El partido del actual presidente, Ensamble (en español, Juntos) ocupó recién el tercer lugar con un 20,83 % de los votos, según datos oficial del Ministerio del Interior de Francia. La convocatoria de votantes fue del 67 %.
Mirá tambiénElecciones legislativas en Francia: la ultraderecha de Le Pen se impone en la primera vuelta¿Cómo funciona el sistema electoral francés?
Para entender lo que significa que la ultraderecha haya ganado, es importante entender cómo funciona el sistema electoral francés. Básicamente, el país se divide en 577 circunscripciones (divisiones geográficas de unos 125.000 habitantes) y se presenta un candidato de cada partido para cada circunscripción. Así, en total, el pueblo debe elegir 577 representantes.
En la primera ronda, cada candidato que saque la mayoría absoluta, es decir más del 50 %, asegura ya su lugar y no necesita pelear por él en la segunda ronda. En esta ocasión solo 76 personas lo lograron, una de ellas es Marine Le Pen, la presidenta y fundadora del partido de ultraderecha.
Ahora bien, en las otras ocasiones donde ningún candidato obtiene el porcentaje necesario, solo pasan a segunda vuelta aquellos que hayan tenido un mínimo de 12,5 %. Esto puede significar un peligro para Macron si sus elegidos no se sobreponen a este número en la primera vuelta. Los candidatos más votados en la próxima instancia, que se desarrollará el 7 de julio, serán los que se queden con la banca en el aparato legislativo.
Mirá tambiénMacron expone su poder en unas elecciones anticipadas este domingo en FranciaCuando se revele la nueva composición de la Asamblea Nacional tras las elecciones, se decide si se formará un nuevo Gobierno o si se continuará con el actual. En el caso de que un partido opuesto al bloque presidencial (en este caso el RN) obtenga la mayoría absoluta, el presidente deberá nombrar a un primer ministro nuevo.
Originalmente, en el sistema político francés el mandatario tiene la autoridad de nombrar al primer ministro, pero este nombramiento debe contar con la aprobación de la Asamblea Nacional para garantizar que el Gobierno pueda funcionar eficazmente. Cuando cambia la composición de la asamblea, puede cambiar el responsable de este cargo.
Si el partido del presidente tiene la mayoría en la Asamblea, puede nombrar al primer ministro que desee, sin mayores obstáculos, o el primer ministro puede seguir con sus tareas. Sin embargo, si el partido no cuenta con una mayoría, entonces debe seleccionar a alguien que sea aceptable para el partido o coalición que sí la tenga. Esta situación puede llevar a lo que se conoce como "cohabitación".
Cohabitación
La cohabitación sucede cuando el partido de oposición controla la Asamblea Nacional, obligando al presidente a elegir a un primer ministro de ese partido mayoritario. La cohabitación se establece para asegurar que el Gobierno sea funcional y pueda implementar políticas con el apoyo suficiente en la Asamblea.
Mirá tambiénElecciones en Francia: la riesgosa jugada de Macron y las críticas a Le PenEntonces, para que la ultraderecha forme un nuevo Gobierno y pueda pasar sus leyes, reformas y elegir al primer ministro sin obstáculos debe obtener la mayoría absoluta en la Asamblea. Es decir, tiene que sacar al menos 289 bancas en el parlamento. Pero si obtiene solo una mayoría relativa, es decir, por debajo del número solicitado, la Asamblea volvería al estado previo de la disolución: uno de negociaciones entre partidos.
Según El País, esto es lo que hizo el bloque presidencial desde las últimas elecciones legislativas, donde el partido de Macron se quedó con 245 bancas. Para poder gobernar debió pactar con otras formaciones políticas en donde se ve obligado a saciar intereses que excedían en algún punto su ideología política y así moderar sus propuestas.
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