Sábado 1.1.2022
/Última actualización 18:22
Francia tomó el relevo este sábado (01.01.2022) a Eslovenia en la presidencia de turno del Consejo de la Unión Europea con el objetivo de lograr una Europa más soberana y el deseo de apostar por un modelo económico que no excluya la preservación del planeta.
Los ambiciosos deseos expresados por el presidente francés, Emmanuel Macron, chocan de momento con la evolución de la pandemia del coronavirus, que ensombrece el horizonte 2022, pero también con la celebración en abril de las elecciones presidenciales francesas.
Se anuncian meses cargados para Macron, que aún no ha confirmado su candidatura a la presidencial aunque se da por hecho que lo hará, con claras posibilidades de clasificarse a la segunda vuelta y vencer, según los primeros sondeos de intención de voto.
Es probable que Macron, convencido europeísta, como demostró este viernes en su discurso de propósitos de Año Nuevo al defender Europa como una herramienta de solidaridad y crecimiento, aproveche esta presidencia en la UE para ensalzar su figura de hombre de Estado, mientras en la oposición todos los candidatos confirmados a la elección hacen campaña contra el macronismo.
La última vez que Francia estuvo al frente del Consejo de la UE fue en 2008 con Nicolas Sarkozy. Pero entonces, antes de la firma del Tratado de Lisboa en 2009, el rol del presidente era además dirigir el Consejo Europeo y los Asuntos Exteriores, misiones para las que hoy existen dos cargos concretos que se encuentran en manos del belga Charles Michel y del español Josep Borell, respectivamente.
El papel de Macron ahora será dirigir las discusiones del Consejo de la UE, que reúne a los representantes de los 27 Estados miembro con rango ministerial y tiene funciones legislativas, con el objetivo de lograr compromisos y acercar posturas. El cargo ofrece además la oportunidad de organizar encuentros informales entre los países dando prioridad a ciertas cuestiones, para lo que Francia ha previsto hasta 400 citas.
Así, Macron tratará de acelerar cuestiones como la autonomía en la provisión de productos estratégicos, incitar un nuevo modelo de crecimiento que concilie la protección del medioambiente con la economía, facilitar la cooperación dentro de las fronteras europeas y reforzar su soberanía exterior. El presidente francés quiere además reformar el espacio Schengen para proteger las fronteras exteriores de la UE y revisar también el marco presupuestario de los acuerdos de Maastricht.
Bajo el turno de Francia, Europa hará frente a proyectos legislativos clave como la regulación de los gigantes tecnológicos, así como una decena de proyectos para cumplir con el objetivo europeo de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero de aquí a 2030.
En Francia, la oposición teme que Macron instrumentalice esta presidencia para atribuirse ciertos méritos, como la aprobación de la regulación de los Gafam, que ya está muy avanzada. Mientras, en Bruselas, algunas voces como los Verdes han lamentado que Francia no pidiera retrasar su presidencia por las elecciones como podía haber hecho y temen que el inmovilismo reine a partir de marzo, cuando el francés se centre en su campaña.