El gobierno de España advirtió a Marruecos de que no aceptará ningún tipo de chantaje tras la crisis desatada en Ceuta por la decisión marroquí de dejar de vigilar la frontera, en represalia a la atención humanitaria que recibe en territorio español el líder del rebelde Frente Polisario, Brahim Gali.
"No vamos a aceptar chantajes, la integridad de España no es negociable ni está en juego y vamos a usar todos los medios necesarios para garantizar la integridad territorial y vigilar las fronteras", dijo la ministra de Defensa española, Margarita Robles, en una entrevista con Radio Nacional de España (RNE).
Entre el lunes y el martes pasados las autoridades marroquíes cesaron de forma deliberada la vigilancia en la frontera con Ceuta, lo que hizo que más de 8.000 personas pasaran a la ciudad española, en su mayoría a pie o a nado bordeando el espigón situado en la zona de El Tarajal, donde este jueves la policía encontró flotando el cadáver de un migrante.
Por su parte, el Alto Representante de la Unión Europea (UE) para Política Exterior, Josep Borrell, habló hoy telefónicamente con el ministro de Exteriores marroquí, Naser Bourita, para transmitirle la intención del organismo de abordar conjuntamente la situación Ceuta. En un contacto para hacer seguimiento a la crisis migratoria en la ciudad autónoma, el jefe de la diplomacia insistió en la necesidad de preservar la relación entre la UE y Marruecos "construida a lo largo de los años".
"El objetivo es abordar de manera conjunta los desafíos a los que nos enfrentamos y encontrar una solución para superar las tensiones actuales", abundó Borrell. Ceuta, al igual que Melilla, son dos enclaves de soberanía española situados en el norte de África, y constituyen la frontera de Europa con ese continente.
Según los últimos datos del Ministerio del Interior de España 5.600 de esas personas ya fueron devueltas a Marruecos, y ahora una de las preocupaciones es la atención de los menores que cruzaron la frontera (en torno a los 1.500, según las estimaciones oficiales) ya que estos no pueden ser devueltos.
Un problema con nombre propio
En su entrevista con RNE, Robles criticó duramente que Marruecos haya convertido a los menores en un arma de presión diplomática. "Marruecos tendrá que reconsiderar lo que ha hecho, al poner en riesgo la vida de menores", señaló. Robles añadió que España ve a Marruecos como un país "vecino y amigo", pero destacó que su diplomacia debe reconsiderar su actuación porque "hay una conclusión que es muy clara, y es que no vamos a aceptar chantajes".
En ese sentido, la ministra defendió la decisión de permitir el ingreso del líder del Frente Polisario, Brahim Gali, en un hospital español, algo que se enmarca en "los procedimientos humanitarios previstos en el derecho internacional". El Frente Polisario es el movimiento de liberación nacional del Sahara Occidental, que trabaja para acabar con la ocupación de Marruecos y conseguir la autodeterminación del pueblo saharaui.
Marruecos, por su parte, dejó en claro hoy que el conflicto está relacionado con la presencia de Gali en España al señalar que todavía está a la espera de una respuesta jurídica de España en relación al líder del Frente Polisario. "La crisis entre Marruecos y España tiene por nombre Brahim Gali y no Ceuta", resumió una alta fuente diplomática, que recordó que Rabat ya había advertido a Madrid que la presencia del líder del Frente Polisario tendría consecuencias.
"Seguimos sin haber recibido explicación ni justificación de España", se quejó. Agregó que "el paréntesis migratorio es un ingrediente para recordar la importancia de la vecindad estratégica". Así, insistió en que la forma en la que actuó España no concuerda con la "confianza entre dos socios y vecinos" y por ello Marruecos sigue a la espera de una "respuesta jurídica" en relación con Gali. "El tiempo en el que se podía resolver una crisis con Marruecos con palmaditas en la espalda amistosas es cosa del pasado", advirtió el responsable marroquí.