Sábado 5.11.2022
/Última actualización 4:53
Estados Unidos acusó a Rusia de buscar congelar a los ucranianos a partir de bombardear sus centrales energéticas a las puertas del invierno, ante la imposibilidad de frenar una contraofensiva que la obligó a evacuar civiles de la ciudad de Jersón, mientras Alemania reclama a Moscú extender el acuerdo que permite la salida de cereales por el mar Negro.
"El presidente (Vladimir) Putin parece haber decidido que si no puede tomar Ucrania por la fuerza, tratará de hacerlo congelándola hasta la sumisión", advirtió el secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, tras la reunión de los ministros de Asuntos Exteriores del G7 en Alemania.
Rusia atacó en las últimas semanas las instalaciones energéticas de Ucrania y según el presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, más de 4.500.000 personas se quedaron sin electricidad ayer debido a estos bombardeos.
El grupo G7 de las economías más desarrolladas (Estados Unidos, Alemania, Francia, Reino Unido, Italia, Canadá y Japón) acordó hoy crear un "mecanismo de coordinación" para ayudar a Ucrania a reparar y defender sus infraestructuras críticas de electricidad y agua.
Ante la llegada del invierno, el dispositivo buscará entre otras entregar "bombas de agua, calentadores, casas-contenedores y baños portátiles, camas, mantas y tiendas de campaña", precisó la jefa de la diplomacia alemana, Annalena Baerbock, cuyo país preside el G7.
El asesor de seguridad nacional del presidente estadounidense Joe Biden, Jake Sullivan, reafirmó el apoyo de Washington a Ucrania y reconoció ante la prensa en Kiev que el país tiene "una necesidad urgente de defensa aérea en este momento crítico", según la agencia AFP.
Casi como respuesta automática a esa necesidad, el Pentágono anunció que financiará el reacondicionamiento de tanques T-72 y misiles tierra-aire HAWK como parte de un paquete de ayuda por 400 millones de dólares.
En la zona de Jerson, las tropas de Kiev recuperaron algunos territorios y las autoridades de ocupación evacúan diariamente a más de 5.000 civiles hacia la margen izquierda del río Dniéper.
Jerson fue una de las primeras grandes ciudades ucranianas conquistada por Rusia al inicio de su invasión y desde el mes pasado sus autoridades instan a los civiles a abandonar la zona.
El propio presidente Vladimir Putin aseguró hoy desde la plaza Roja de Moscú que los civiles debían "ser alejados" de las zonas "peligrosas" de combate.
En ese mismo acto por el Día de la Unidad Nacional, Putin afirmó que 318.000 reclutas se habían anotado desde que ordenó en septiembre una movilización parcial ya concluida.
La cifra supera el objetivo de 300.000 porque "siguen llegando voluntarios", aseguró.
Un punto clave, además del de la energía, es el de los alimentos, porque el 19 vence el acuerdo que permite la salida de barcos cargados con cereal de Ucrania.
Rusia volvió al acuerdo el miércoles, después de haber suspendido su participación durante cuatro días por un ataque con drones contra su flota en el mar Negro.
Durante su visita a China, el jefe del gobierno alemán, Olaf Scholz, urgió a Putin a extender el pacto firmado en julio, que permitió aliviar la crisis alimentaria global desatada tras la guerra.
"El hambre no debe convertirse en otra arma", declaró Scholz.
El acuerdo permitió exportar 10 millones de toneladas de cereales y otros productos agrícolas desde el 1 de agosto.
Mientras, El Vaticano consideró que existen "pequeñas señales" de una apertura rusa al diálogo por la paz y renovó su llamado a que se hagan "propuestas serias" que pongan fin al conflicto.
“Hay pequeños gestos. Ayer vi, por ejemplo, que el presidente (ruso, Vladimir) Putin dijo que estaba dispuesto a volver al acuerdo por el grano", dijo el secretario de Estaco vaticano, Pietro Parolin, en diálogo con periodistas que acompañan al Papa en su visita de cuatro días a Bahréin.