La Casa Blanca reconoció este martes que los tres objetos derribados en el norte de Estados Unidos y en Canadá, por orden del presidente Joe Biden, eran quizás globos con funciones comerciales o científicas "inofensivas".
El país norteamericano reconoció este martes que los tres objetos derribados eran globos con funciones comerciales o científicas "inofensivas".
La Casa Blanca reconoció este martes que los tres objetos derribados en el norte de Estados Unidos y en Canadá, por orden del presidente Joe Biden, eran quizás globos con funciones comerciales o científicas "inofensivas".
Condicionado por el globo “dotado de capacidades de espionaje” derribado el 4 de febrero, Estados Unidos no se arriesgó cuando los días siguientes radares militares detectaron tres "objetos" más sobrevolando territorio norteamericano.
Una vez analizados los objetos, es tarde para lamentar el alto costo que implicó derribarlos. La Fuerza Aérea de Estados Unidos utilizó para estas operaciones misiles del tipo AIM-9X Sidewinder, cuyo costo unitario se estima en unos 400.000 dólares.
Considerando la comprometedora situación, el país decidió enviar aviones de combate con misiles. El viernes y el sábado el Ejército optó por un caza F-22, uno de los más sofisticados, y el domingo por el modelo F-16, menos avanzado.
El viernes y el sábado, sobre Alaska y en la región canadiense de Yukón, respectivamente, la operación se desarrolló sin incidentes: según el Pentágono, se disparó un misil cada vez, dando en el blanco.
Pero el domingo, sobre el lago Hurón, en el norte de Estados Unidos, el avión falló su primer disparo, y fue un segundo misil el que finalmente destruyó el "objeto".
"Sabemos que el primer misil disparado el domingo no dio en el blanco, y nos han informado que cayó en el lago Hurón", dijo el martes el portavoz del Consejo de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, John Kirby.
Además del excesivo gasto en las operaciones de destrucción, Estados Unidos también tendrá una costosa tarea para la recuperación de los restos, todos en zonas de difícil acceso.
La administración Biden ya indicó que habría que esperar al análisis de los fragmentos para determinar la naturaleza, procedencia y uso exactos de los "objetos" derribados.
En este asunto confuso, el Ejecutivo estadounidense tiene básicamente una sola certeza: "No hay indicios de extraterrestres o de actividades extraterrestres".