El fallo del Tribunal Supremo de España que condena a los líderes el fallido proceso de secesión catalán de 2017 publicado dividió a los dirigentes políticos y a la ciudadanía, con reacciones que van desde la denuncia de una sanción "injusta" y "cruel" efectuada por los independentistas y la izquierda hasta el respeto del Gobierno a la decisión judicial y el aplauso de la extrema derecha por el castigo dictado por los jueces.
"La voluntad del Gobierno es que se cumpla la sentencia", aseguró el ministro de Fomento español y secretario de Organización del gubernamental Partido Socialista (PSOE), José Luis Ábalos, quien en una entrevista con la cadena pública TVE rechazó hablar sobre la posibilidad de indultar a los líderes secesionistas.
Los condenados y el movimiento independentista acusaron al Estado español de perpetrar una "venganza" y volvieron a reivindicar la independencia de la norteña región de Cataluña como "única solución" tras una sentencia "injusta", que impuso penas de entre 9 y 13 años de prisión por sedición.
"Volveremos más fuertes", aseguró el condenado ex vicepresidente catalán Oriol Junqueras en una carta enviada a los militantes de su partido Esquerra Republicana de Catalunya (ERC).
Junqueras, quien recibió la condena más alta, de 13 años de cárcel, considera que la sentencia es una "venganza" del Estado y que Cataluña no tiene más opción que "construir un nuevo Estado para huir de este que persigue a demócratas, prohibe votar y protestar y encarcela por ideas políticas".
"La independencia es una necesidad para vivir en una sociedad más libre, más justa y más democrática", concluyó Junqueras.
El líder del conservador Partido Popular (PP), Pablo Casado, recibió la noticia de la condena a los secesionistas en medio de una entrevista televisiva, y aseguró que "quien las hace la paga".
Además, pidió al presidente del Gobierno, el socialista Pedro Sánchez, que se comprometa públicamente a no indultar a los secesionistas.
"Hoy celebramos el triunfo de nuestra democracia", señaló la líder parlamentaria del partido de extrema derecha Vox, Macarena Alona, quien, advirtió que si los condenados llegan a salir de la cárcel "por la puerta de atrás" se habrá consumado "el verdadero golpe de Estado".
En tanto, el ex jefe de la diplomacia catalana Raúl Romeva, condenado a 12 años de cárcel, aseguró que "ninguna sentencia cambiará las aspiraciones políticas de millones de ciudadanos" de Cataluña, al tiempo que pidió a los independentistas permanecer "en pie, combativos y dignos".
Jordi Sánchez, uno de los máximos líderes del independentismo, quien fue condenado a 9 años de cárcel por sedición, reaccionó a la sentencia del Supremo con un breve mensaje en Twitter con la palabra "Injusticia".
La ex presidenta del Parlamento catalán Carme Focadell, condenada a 11 años, también afirmó que la sentencia era una "injusticia consumada", y lamentó que la democracia viva hoy un "día oscuro".
Otros dirigentes condenados, como Joaquim Form, Jordi Turull y Josep Rull denunciaron una persecución ideológica y reivindicaron una "Cataluña libre".
La sentencia "es una ataque a la democracia y los derechos de la ciudadanía", sostuvo el presidente del Parlamento catalán, Roger Torrent, quien llamó a "defender los derechos y libertades" del pueblo desde "la no violencia".
"Hoy nos enfrentamos a uno de los días más difíciles de los últimos años. La peor versión de la judicialización: la crueldad", escribió en Twitter la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, cuyo partido de izquierda En Común Podem llamó a una respuesta "transversal y unánime" en solidaridad con los líderes independentistas.
Pablo Iglesias, el líder de Podemos, instó a respetar la sentencia, pero advirtió que la decisión del Supremo "no pone fin al problema político de fondo" en Cataluña.
"Es el momento de "arremangarse y trabajar para reconstruir puentes", subrayó Iglesias en Twitter.