El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, decidió remover al ministro de Salud Luiz Henrique Mandetta en medio de la pandemia de coronavirus que ha golpeado con fuerza al país, y lo anunciaría este lunes, según indicó la prensa local.
El Presidente de Brasil decidió remover del cargo al ministro de Salud de Brasil, Luiz Henrique Mandetta, en plena crisis por el coronavirus.Sería reemplazado por el diputado Omar Terra, ex ministro de Ciudadanía. El presidente había criticado públicamente al funcionario, quien, a diferencia de él, defiende el distanciamiento social como manera de reducir la propagación de la enfermedad.
El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, decidió remover al ministro de Salud Luiz Henrique Mandetta en medio de la pandemia de coronavirus que ha golpeado con fuerza al país, y lo anunciaría este lunes, según indicó la prensa local.
El mandatario se encuentra reunido con todos sus ministros, incluyendo a Mandetta, y se espera que la decisión sea anunciada al término del encuentro pautado para las 5:00 pm (hora local), según indicó el periódico O Globo.
Aunque la revista Veja aseguró que a última hora los ministros Walter Braga Netto y Luiz Eduardo Ramos habían convencido a Bolsonaro de retener a Mandetta en el cargo, sin que esto pudiera ser confirmado.
El diputado Omar Terra, ex ministro de Ciudadania, es el principal candidato para suceder a Mandetta en caso de que se confirme su reomoción, según informaron O Globo y Folha de Sao Paulo.
Mandetta es uno de los funcionarios de mayor perfil con quienes Bolsonaro ha chocado respecto de las medidas a tomarse durante la pandemia. Mientras el jefe de estado ha minimizado su impacto y buscado priorizar la reducción de su impacto económico, Mandetta -junto a los gobernadores estatales y numerosos legisladores prominentes- defienden el aislamiento social recomendado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) e implementado por la mayoría de los países del mundo.
Si bien moderó su discurso en los últimos días, el mandatario volvió a calificar como “una exageración” las medidas de confinamiento adoptadas por las mayoría de los 27 estados brasileños para frenar la expansión del coronavirus, que incluyen el cierre de comercios, bares e iglesias y la suspensión de las clases.
De hecho, Bolsonaro había criticado públicamente a Mandetta en los últimos días, asegurando el pasado viernes que le “falta humildad” para “conducir a Brasil en este momento difícil”. Sin embargo, y en contraste con los reportes de este lunes, había asegurado que no prescindiría de sus servicios. “No pretendo despedirlo en el medio de la guerra”, había asegurado.
“Él quiere hacer mucho su voluntad”, pero “le deseo suerte y espero que prosiga en su misión con un poco más de humildad”, agregó Bolsonaro, quien dio a entender que ninguno de sus ministros es indispensable y que puede despedirlo en cualquier momento.
Poco después de que el Ministerio de Salud redoblara su llamamiento en favor de una limitación “máxima” del contacto entre personas, Bolsonaro instó a los brasileños a volver a trabajar y defendió la reapertura del comercio en las ciudades “a partir del lunes” próximo, ya sea por una “decisión de los gobernadores o del presidente”.
“Tengo un proyecto de decreto listo para ser firmado, en caso de que sea necesario, considerando como actividad esencial toda aquella ejercida que sea indispensable para llevar el pan a casa”, expresó el mandatario, y pidió además a los gobernadores que “revisen sus posiciones”.
Según reportó O Globo, el ministro había admitido este mismo lunes en una reunión que “no sabía hasta cuando será ministro”.
Terra, que es médico, mantiene su apoyo al gobierno de Bolsonaro, así como a la flexibilización de las medidas de aislamiento.
Al lunes por la tarde, previo al reporte diario de las autoridades sanitarias, Brasil registra más de 11.500 casos positivos de coronavirus y 500 muertes. Ambas cifras son las más altas de América Latina.
Las posturas de Bolsonaro han llevado a que atraviese una crisis política y de popularidad. Funcionarios y gobernadores desafían sus posturas de manera explícita y la mayoría de los ciudadanos critica su manejo de la pandemia, lo que ha devenido en una caída en su popularidad. Este rechazo se ve ilustrado todas las noches en el país, cuando miles de ciudadanos hacen sonar sus cacerolas para manifestar su disgusto.