El Litoral
El candidato independentista Jordi Turull no consiguió la mayoría absoluta necesaria para convertirse en el nuevo presidente de la región del noroeste de España.
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DPA
Un nuevo intento de desbloquear la crisis política en Cataluña tras los comicios de diciembre fracasó este jueves, después de que el candidato independentista Jordi Turull no consiguiera la mayoría absoluta necesaria para convertirse en el nuevo presidente de la región del noroeste de España.
Turull, de 51 años, consiguió 64 votos a favor sumando los de su agrupación Junts per Catalunya (JxCAT) y Esquerra Republicana (ERC), las dos fuerzas separatista mayoritarias. Juntos suman 66 escaños pero dos diputados de la JxCAT no pueden votar por estar prófugos en el extranjero, entre ellos el ex presidente Carles Puigdemont.
Era necesario por tanto el apoyo de los cuatro diputados de un tercer grupo independentista minoritario y antisistema, la Candidatura de Unión Popular (CUP), para sumar los 68 votos de los 165 de la Cámara. Pero la agrupación se abstuvo, como había anunciado minutos antes de que arrancara el pleno.
"La propuesta de programa de Gobierno de JxCAT y ERC no avanza en la construcción de medidas republicanas ni sociales que respondan a los derechos y necesidades de la clase trabajadora y del resto de clases populares", explicó el partido antisistema en su comunicado.
De esta forma, se abre una grieta en el bloque independentista que en la pasada legislatura impulsó la ruptura con España. La CUP sigue defendiendo la vía de independencia unilateral que el partido de Turull ya no avala abiertamente.
"Pasamos honestamente a la oposición, a combatir al Estado y su dictadura, la autonomía y el autonomismo", dijo el diputado de la CUP Carles Riera.
El anuncio pronosticaba el fracaso de la sesión de investidura antes de su comienzo y echaba por tierra los planes de los otros partidos independentistas de que fuera nombrado hoy. El partido Ciudadanos, defensor de la unidad con España y el más votado en las elecciones, había intentado sin éxito frenar el pleno durante la mañana.
Turull es el "plan C" de los separatistas para formar Gobierno tras las elecciones del 21 de diciembre, después del fracaso de sus dos opciones anteriores: primero Puigdemont por encontrarse prófugo en Bélgica. Y después Jórdi Sánchez por estar en prisión provisional y negarle la Justicia acudir al pleno de investidura.
Su decisión la víspera de apartarse hizo que pudiera convocarse a última hora el pleno de hoy, en un acción "in extremis" motivada por los procesos judiciales que vienen marcando la política catalana desde que el anterior Gobierno de Puigdemont lanzara su desafío independendista al Estado español.
Y es que Turull, investigado por delitos derivados del proceso separatista, ha sido convocado mañana mismo a las 10:30 (9:30 GMT) por el juez del Tribunal Supremo Pablo Llarena, quien le comunicará el auto de procesamiento y revisará las medidas cautelares que se le aplican y que podrían incluir su envío a prisión preventiva.
Turull salió en libertad condicional el pasado diciembre tras pasar 32 días en la cárcel y pagar una fianza. Los delitos por los que se le investiga incluyen sedición, malversación y rebelión. Una imputación por rebelión -el más grave penado con hasta 30 años de cárcel- sumada a una prisión preventiva podrían además llevar a su inhabilitación como diputado.
Con el lazo amarillo en la solapa, símbolo contra en encarcelamiento de políticos independentistas, Turull defendió hoy en el "Parlament" su proyecto de Gobierno pero al mismo tiempo mostró la "mano tendida" y ofreció "diálogo" al Ejecutivo español y al rey Felipe VI. "Nos volvemos a ofrecer para dialogar con el Gobierno. Que todo el mundo vea que por nosotros no quedará", insistió.
En su discurso, de casi una hora, no hizo alusión en ningún momento a la "república" catalana que la Cámara regional hizo amago de proclamar en octubre ni al impulso de un proceso constituyente.
Esa proclamación provocó la intervención del Gobierno español de la autonomía regional el pasado octubre, así como la destitución del "Govern" de Puigdemont y la convocatoria de elecciones.
Desde la oposición, el partido no independentista Ciudadanos, acusó a Turull de alimentar "una farsa" y de buscar alargar el proceso independentista. "Usted no está aquí hoy para ser presidente. No son sus ideas las que les han llevado a esta situación judicial, han sido sus actos. Usted no es parte de la solución porque es parte del problema", dijo la líder de la formación en Cataluña, Inés Arrimadas.
Muchas incógnitas quedan abiertas de cara a la segunda sesión de investidura convocada para el sábado a las 10:00 (9:00 GMT). Primero porque un candidato no puede ser votado en ausencia, y ese sería el caso si Turull es enviado mañana a prisión.
Y segundo porque para sumar la mayoría simple que bastaría entonces, de 66 votos, a las fuerzas independentistas les faltan dos apoyos sin la CUP. Algunos analistas apuntaban a que Puigdemont y Comín pudieran renunciar a sus actas de diputados para que otros pudieran votar en su lugar, pero no está claro que diera tiempo a formalizar ese paso.
Con Turull en prisión o suspendido, los independentistas tendrían que buscar un nuevo candidato para comenzar de cero un nuevo proceso de investidura.
Cataluña queda así de nuevo en una situación de incertidumbre, pero al menos hoy se desbloqueó un pequeño resorte: al tratarse de la primera votación de investidura de un candidato, el reloj empieza a correr en Cataluña, que tiene ahora dos meses para formar Gobierno si no quiere volver a las urnas. El plazo es de dos meses, por lo que vencería el 22 de mayo.
Si en ese tiempo no se ha investido a un presidente del Ejecutivo catalán, se convocarían automáticamente nuevas elecciones, que se celebrarían 54 días después de la publicación del decreto de convocatoria, es decir, a mitad de julio.