El fracaso en el intento de evacuar civiles y aportar alimentos y medicinas a través de corredores seguros, la advertencia de Vladimir Putin acerca de que las sanciones contra su país son una virtual "declaración de guerra" y el anuncio de que el lunes habrá una nueva ronda de conversaciones marcaron el décimo día de la invasión de tropas rusas a Ucrania.
El auspicioso anuncio del jueves último, en el segundo encuentro entre las partes, de que se habilitarían corredores seguros para la salida de civiles chocó hoy con la realidad de fuego y acusaciones cruzadas cuando se intentó la salida de los habitantes de Mariupol, un puerto estratégico ucraniano sitiado por fuerzas rusas.
La salida de los civiles "fue postergada por razones de seguridad", ya que las fuerzas rusas "continúan bombardeando Mariupol y sus alrededores", declaró la alcaldía en la aplicación de mensajería Telegram.
Las milicias de la autoproclamada república separatista de Donetsk, aliadas a Rusia y territorialmente próximas a Mariupol, en tanto, responsabilizaron de estas nuevas hostilidades a grupos de extrema derecha ucranianos.
"Los nacionalistas se negaron a proporcionar un corredor humanitario a los residentes de Mariupol, y además se negaron a marcharse a territorio seguro", indicaron en un comunicado reproducido por la agencia TASS.
También Rusia culpó a los "nacionalistas ucranianos" de impedir irse a la población civil, algo que también pasó en Jarkov y Sumy, por lo que sus fuerzas retomaron la ofensiva.
La salida organizada iba a realizarse en micros municipales desde tres puntos de la ciudad y en vehículos particulares, que deberían atenerse estrictamente a una ruta preestablecida hasta llegar a Zaporiyia, donde se encuentra la central nuclear atacada en la semana.
Mientras los locales se frustraban ante la imposibilidad de escapar "bajo los bombardeos", según dijo el vicealcalde Sergei Orlov, Putin azuzaba el conflicto al evaluar que las sanciones que decenas de países adoptaron contra Moscú en materia económico-financiera, de energía, transporte y hasta deportivas, eran una virtual declaración bélica.
Las sanciones "son como una declaración de guerra", afirmó Putin, que insistió en que cualquier país que imponga una zona de exclusión aérea en Ucrania "será considerado parte de conflicto".
Para Putin, es "absurda" la postura de Occidente sobre Ucrania. "Un delirio, teatro de lo absurdo, llaman negro lo que es blanco, y lo que es blanco, negro", dijo el mandatario, según la agencia Sputnik.
Horas después, el líder ruso recibió en el Kremlin al primer ministro de Israel, Naftali Bennett, la primera autoridad extranjera de peso con la que el mandatario ruso se ve desde el inicio de la invasión a la exrepública soviética, el 24 de febrero.
Únicamente se informó que hablaron de la cuestión Ucrania –Israel se había ofrecido la semana pasada como mediador- y Bennett viajó después a Berlín.
Para el lunes se anuncia una nueva ronda de negociaciones entre representaciones de las dos partes, según anunció un legislador ucraniano que integra la delegación de Kiev, aunque se desconoce por el momento el lugar del encuentro y cualquier otro detalle.
El tema sanciones sobrevoló una conversación telefónica que mantuvieron el secretario de Estado norteamericano, Antony Blinken, y su par chino, Wang Yi, en la que el jefe de la diplomacia estadounidense buscó presionar a Beijing para que se sume a la campaña contra Moscú.
"El mundo está atento para ver qué naciones defienden los principios básicos de libertad, autodeterminación y soberanía", le dijo Blinken a Wang, según contó el vocero del Departamento de Estado, Ned Price.
Pero Blinken tuvo un gesto más fuerte aún, al visitar el puesto fronterizo de Korczowa-Krakovets, en Polonia, por donde pasan miles de refugiados, para reunirse con su par ucraniano, Dmytro Kuleba, ante quien reiteró el respaldo de Washington.
"Espero que la gente en Ucrania sea capaz de ver esto como una clara manifestación de que contamos con amigos que están a nuestro lado. Tuvimos una charla productiva sobre la eficacia de las sanciones ya impuestas a Rusia, pero también, y esto es más importante, sobre nuestros futuros pasos en el suministro de armas", relató Kudela.
Blinken, por su parte, renovó el respaldo: "El mundo entero está con Ucrania, al igual que yo estoy aquí en Ucrania con mi amigo, mi colega".
La cuestión de una eventual zona de exclusión aérea volvió a ser agitada por Volodimir Zelenski ante legisladores de Estados Unidos, con quienes conversó por videoconferencia, pese a la negativa rotunda de ayer de la OTAN y a las mismas advertencias de hoy de Putin.
Y el canciller ruso, Serguei Lavrov, se aprovechó de ese reclamo de Zelenski para acusarlo de buscar un conflicto Rusia-OTAN.
"Si estaba tan molesto porque la OTAN no lo defendió como esperaba, entonces confiaba en solucionar el conflicto involucrando a la OTAN en toda esta historia, y no a través de negociaciones. Resulta que busca provocar un conflicto", dijo Lavrov.
Antes de su charla con los congresistas estadounidenses, Zelenski aseguró que ya son más de 10.000 los militares rusos muertos desde el inicio de la invasión, cifras mucho más altas que las que comunica el Kremlin. "Son derrotas que no han visto en sus peores sueños", aseguró el mandatario.
Sobre víctimas civiles, el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos publicó un informe que ubicó en 351 los muertos y en 707 los heridos en los primeros ocho días de ataques en Ucrania.
"Desde las 4 de la mañana del 24 de febrero hasta las 00.00 del 4 de marzo, el Alto Comisionado ha registrado 1.058 bajas civiles en Ucrania: 351 muertos y 707 heridos", indicó el documento.
En paralelo, varias ciudades de Europa, entre ellas Londres, París, Roma y Zúrich, fueron escenario de multitudinarias concentraciones para pedir el fin de la guerra.
Y el FMI advirtió que los impactos económicos globales de los sucesos en Ucrania serían "aún más devastadores" si el conflicto se intensifica.