Por Marianela Mayer (Télam)
Casi cinco años después de los comicios que desterraron a los partidos tradicionales del Gobierno, una treintena de aspirantes manifestó su ambición de dirigir el país, aunque paradójicamente la campaña gira sobre todo en torno de aquellos que no se han declarado aún como candidatos.
Por Marianela Mayer (Télam)
A seis meses de las elecciones presidenciales en Francia, el país aparece políticamente muy fragmentado en los sondeos, que pronostican un duelo en la segunda vuelta entre el presidente Emmanuel Macron y un candidato de la extrema derecha, mientras que la campaña invade los medios pero no logra despertar el interés de la mayoría de franceses.
Casi cinco años después de los comicios que desterraron a los partidos tradicionales del Gobierno, una treintena de aspirantes manifestó su ambición de dirigir el país, aunque paradójicamente la campaña gira sobre todo en torno de aquellos que no se han declarado aún como candidatos.
Macron, que no anunció oficialmente su candidatura pero multiplica las visitas en todo el país, es el único político que llegaría cómodo a la segunda vuelta del próximo 24 de abril, según diversas encuestas.
Hasta hace unas semanas, su rival indiscutida era la líder de la Agrupación Nacional, Marine Le Pen, pero la irrupción en la campaña del periodista Éric Zemmour, conocido por sus polémicas posturas sobre la inmigración, el feminismo y la soberanía francesa, cambió el panorama.
Dos sondeos lo sitúan en segunda vuelta frente a Macron, mientras que la caída de Le Pen sigue acentuándose, con más de diez puntos porcentuales perdidos desde junio.
Zemmour atrae a parte de los votantes de Le Pen, que no la ven capaz de alcanzar la Presidencia tras la derrota de 2017 frente a Macron, pero también a un sector del electorado de los conservadores, especialmente a aquellos que cinco años atrás habían votado por Francois Fillon.
De momento, el periodista tampoco confirma si competirá en las elecciones, pero se sirve de la promoción de su último libro para asistir a eventos y levantar fondos para su asociación en todo el territorio, algo que los analistas interpretan como un trampolín para lanzar su eventual candidatura.
"La gran incógnita es si lograra obtener las 500 firmas de funcionarios electos necesarias para ser candidato", alertó Anne Jadot, profesora de Ciencia Política en la Universidad de Lorena, en referencia al requisito obligatorio para poder postularse.
Para la especialista, su posible entrada en la campaña "abre un poco más el juego" porque hace bajar la barra de acceso a la segunda vuelta, que hasta hace poco se situaba en torno al 25% y ahora pasaría al 16%.
No obstante, precisó que la actual dispersión de las candidaturas favorece por el momento a Macron y perjudica principalmente a los partidos de izquierda.
La alcaldesa de París, la socialista Anne Hidalgo; el eurodiputado ecologista Yannick Jadot y el diputado de la izquierda Jean-Luc Mélenchon son los nombres más destacados de la decena de candidatos que se disputan el liderazgo de este espacio, que en su conjunto no supera el 30% de las intenciones de voto en las encuestas.
Aunque todos apelan a la unidad para llegar al Gobierno -ningún candidato supera el 10% de los sufragios-, la posibilidad de una candidatura única se anuncia compleja.
No así con el partido conservador Los Republicanos, que logró reunir a su familia política para celebrar unas primarias cerradas el próximo 4 de diciembre, en las que el presidente de la región Altos de Francia, Xavier Bertrand, la dirigente de la región parisina Valérie Pécresse, y el exnegociador jefe del bloque europeo para el Brexit Michel Barnier se perfilan como favoritos.
Si bien la campaña electoral inunda la cobertura mediática, no despierta interés en 52% de los franceses, según el barómetro del diario Les Echos. "Hay un gran desfase entre el pequeño mundo político-mediático que está muy excitado, inclusive alrededor del fenómeno Zemmour, y una gran parte de la gente que todavía está un poco lejos de todo eso", señaló Jadot, quien teme que el clima de "campaña permanente" desmotive al electorado.
"La gente tiene otras preocupaciones, como el poder adquisitivo, la suba de precios de la energía o de la nafta", puntualizó. Justamente, el poder adquisitivo (41%) es la mayor preocupación de los franceses de cara a los comicios, seguido por el medioambiente (30%), según un sondeo de la consultora Ipsos publicado el pasado viernes.
Sin embargo, los temas más abordados hasta ahora en la campaña han sido la inmigración y la inseguridad, que ocupan el tercer y cuarto lugar en dicha encuesta, y fueron impuestos por Zemmour y los candidatos de derecha.
Esta "desconexión" entre la agenda político-mediática y la ciudadana podría incidir en el nivel de participación, advirtió la experta, al recordar que algo similar sucedió durante los comicios regionales de junio, en los que casi dos tercios de los votantes no acudieron a las urnas, en un país donde el voto es voluntario.
Los Republicanos fueron los grandes ganadores y Le Pen y el macronismo, los grandes perdedores de estos comicios, pero es muy poco común en Francia que estos resultados se trasladen mecánicamente a las presidenciales.
"Es probable que el año próximo haya una abstención muy fuerte y la gente tiene razón (de no ir a votar) si los programas no se ocupan de ellos ni de sus problemas reales", sentenció Jadot.
"La capacidad de movilización y el nivel de participación serán realmente un elemento clave. No hay que mirar solamente la distribución de las intenciones de voto, entre aquellos que decidieron compartirla. Hay que mirar quién irá a votar", concluyó.