El Litoral
El viaje que hará el fin de semana el papa Francisco a Irlanda, el primero de un sumo pontífice a ese país de mayoría católica en casi 40 años, llega en un momento difícil para el líder de la Iglesia.
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El papa Francisco está en el centro de atención por una serie de escándalos, los más recientes en Estados Unidos, Chile y Australia, vinculados a sacerdotes acusados de pedofilia y una Iglesia que no supo responder a tiempo.
Su visita del sábado y el domingo también lo enfrentará a un país que se ha secularizado bastante desde la cálida bienvenida que dio en 1979 al papa Juan Pablo II.
En esa época, el divorcio y la homosexualidad aún eran ilegales, pero Irlanda ahora es gobernada por un primer ministro que se declaró gay y en recientes referéndum se aprobó el matrimonio entre personas del mismo sexo y se suavizaron las estrictas leyes sobre el aborto.
Desde entonces saltaron a la luz diversos escándalos sobre abusos sexuales cometidos por sacerdotes, y un supuesto encubrimiento por parte de la Iglesia.
El lunes, en una carta a los 1.300 millones de católicos en el mundo, Francisco admitió que la Iglesia "ignoró, se mantuvo callada o silenció durante mucho tiempo" el dolor de las víctimas de abuso por parte de miembros del clero.
Un día después, el Vaticano confirmó que el papa se reunirá en Dublín con víctimas de abuso, tal como le pedían las autoridades eclesiásticas locales. Además, Francisco prometió "tolerancia cero" a la pedofilia.
Pese a que en Irlanda la gran mayoría se identifica como católico (78,3 por ciento, según el censo de 2016), la visita de Francisco es esperada con cierta hostilidad.
"Sin duda hay mucha gente, católicos, que esperan ansiosamente la visita del papa", manifestó a dpa Marie Collins, una activista contra el abuso de menores que renunció a su puesto en un panel del Vaticano en protesta por la falta de avances.
"Por el otro lado, por supuesto, hay una gran cobertura mediática sobre la crisis de abusos (...) Por lo que hay enojo y habrá protestas, estoy segura", añadió.
El primer ministro Leo Varadkar dijo a medios de su país que quería "expresar las preocupaciones reales del pueblo irlandés sobre el legado del pasado" y manifestó la esperanza de poder hablar con el papa sobre los abusos en la Iglesia.
Cuando el papa aterrice en Dublín a las 10:30 horas (09:30 GMT) del sábado será recibido por el presidente Michael D. Higgins y será escoltado hasta Aras and Uachtarain, la residencia del mandatario, para una reunión privada. Luego irá al Castillo de Dublín a encontrarse con Varadkar.
Se espera que Francisco dé su primer discurso público en el Castillo de Dublín. Luego tiene previsto visitar el Capuchin Day Centre para reunirse con familias sin techo, uno de los problemas sociales más acuciantes en Irlanda.
El sumo pontífice se dirigirá más tarde al público en un evento en el estadio Croke Park de Dublín, considerado uno de los platos fuertes del Encuentro Mundial de Familias, principal objetivo de la visita papal, en el que la Iglesia católica celebra el rol de la familia. Unas 70.000 personas podrían asistir al evento de dos horas.
El domingo, el papa volará a Knock para rezar el Angelus en un santuario en el que presuntamente se produjo una aparición de la virgen María en 1879. Luego regresará a Dublín para oficiar una misa en el Parque Phoenix.