El pontífice nombró al cardenal italiano Giuseppe Petrocchi al frente de la comisión que retomará el trabajo hecho por el grupo creado en 2016 pero que tras dos años de estudio no logró aportar consideraciones de peso sobre la existencia y el eventual rol de las llamadas diaconisas en los primeros años del cristianismo, informó este miércoles el Vaticano en un comunicado.
Junto a Petrocchi y un secretario de la Congregación para la Doctrina de la Fe, la comisión tendrá diez miembros, cinco mujeres y cinco hombres, aunque todos de Europa y Estados Unidos, sin representación latinoamericana, asiática o africana.
"Asumo el pedido de rellamar o reabrir la comisión para el diaconado femenino con nuevos miembros para seguir estudiando cómo existían en la Iglesia primitiva", había prometido Jorge Bergoglio en octubre pasado, al clausurar el Sínodo de obispos dedicado a la Amazonía en el que se planteó el tema.
En mayo pasado, al regreso de un viaje a Macedonia del Norte, Francisco había planteado los problemas del primer tramo de la comisión hoy relanzada.
"Todos pensaban diferente, pero han trabajado juntos y se han puesto de acuerdo hasta un cierto punto. Pero, cada uno de ellos tiene su propia visión que no concuerda con la de los otros. Y allí se detuvieron como comisión y cada uno está estudiando seguir adelante" "Había diaconisas al inicio, ¿pero era ordenación sacramental o no? Y eso se discute y no se ve claro", planteó entonces Bergoglio.
Si bien Juan Pablo II había clausurado en los hechos la posibilidad del diaconado femenino en 1994 con su carta apostólica "Ordinatio Sacerdotalis" al sostener que Jesús eligió a 12 apóstoles hombres como servidores, Francisco agregó durante su regreso de Armenia en 2016: "Nosotros hemos escuchado que en el primer siglo había diaconisas".
"La mujer piensa de otro modo que nosotros los hombres y no se puede tomar una decisión buena y justa sin escuchar a las mujeres", justificó en esa línea.
El diaconado es el primer grado de ordenación en la Iglesia católica, seguido por el sacerdocio y el episcopado. Entre las funciones permitidas a los diáconos (hoy sólo hombres mayores de 35 años) están la proclamación del evangelio, la predicación y la asistencia en el altar, la administración del sacramento del bautismo y el presidir matrimonios, dar bendiciones, pero no pueden celebrar misa ni confesar o dar la unción de los enfermos.
La discusión sobre el diaconado femenino había iniciado durante el Sínodo de Obispos de 2015 cuando el arzobispo canadiense Paul-André Durocher había planteado que "el Sínodo debería reflexionar seriamente sobre la posibilidad de permitir el diaconado femenino, porque abriría el camino a mayores oportunidades para las mujeres en la vida de la Iglesia".