La Embajada de China en Argentina emitió un duro comunicado tras el encuentro de la ministra de Relaciones Exteriores, Comercio Internacional y Culto de la Nación, Diana Mondino, con la representante de Taiwán, Miao-hung Hsie.
El mensaje se da mientras Beijing le asegura a Estados Unidos que “no hará jamás el menor compromiso o concesión" con la isla y se aumentan importaciones desde Brasil.
La Embajada de China en Argentina emitió un duro comunicado tras el encuentro de la ministra de Relaciones Exteriores, Comercio Internacional y Culto de la Nación, Diana Mondino, con la representante de Taiwán, Miao-hung Hsie.
"Taiwán es una parte inalienable del territorio de China, y la cuestión de Taiwán es completamente un asunto interno de China. La clave para mantener la paz y la estabilidad en el estrecho es defender el principio de una sola China”, manifestaron desde la sede diplomática taiwanesa con el Wang Wei al frente.
Justamente el embajador tendrá este viernes un encuentro con la Canciller, el segundo en los últimos meses, pero el primero desde que está en el cargo.
El comunicado no debe separarse de un pronunciamiento general en relaciones exteriores por parte del gobierno de Xi Jinping, a pesar de que la Embajada no suele replicarlos.
Este miércoles, Beijing manifestó de forma directa a Estados Unidos mediante el Ministerio de Defensa que "Sobre la cuestión de Taiwán, China no hará jamás el menor compromiso o concesión" y reclamó a Washington que "dejar de armar a Taiwán".
"China urgió a Estados Unidos a reducir su despliegue militar y sus acciones provocadoras en el mar de China Meridional y dejar de apoyar las violaciones y provocaciones de países individuales", indicó el comunicado y agregó: "Estados Unidos debe entender plenamente las causas profundas de los problemas de seguridad aérea y marítima, controlar estrictamente sus tropas de primera línea y parar de exagerar".
El mismo es el primer balance tras la reunión del general estadounidense Charles "CQ" Brown con el general chino Liu Zhenli, en el marco de la apertura al diálogo montada por Xi y Joe Biden.
Dentro de los posicionamientos iniciales al exterior que realizó la gestión de Javier Milei en sus primeros días se destacan los apoyos a Ucrania e Israel, los intentos de acercamientos a Estados Unidos, las negativas a los regímenes de Venezuela y Nicaragua y la oposición a China.
En este último aparecen los diálogos directos que Argentina está alimentando con Taiwán. Desde la insólita convención del legislador bonaerense Agustín Romo por 300 cajas navideñas, hasta encuentros protocolares de Cancillería.
La implícita reivindicación de la isla por encima de la capital Beijing fue parte de los motivos que frenaron el swap que Argentina tenía acordado.
Este acercamiento a Taipéi cortaría, al menos de manera informal, con una instancia de no reconocimiento a la República de China sobre la República Popular China desde 1972.
El mismo se da mientras aumentan las eventuales consecuencias de ingresar en un conflicto por la soberanía del mar de China Meridional, con los estadounidenses como principales actores geográficamente ajenos.
La negativa de ingreso al BRICS no implicaría un detrimento directo al comercio internacional de Argentina, pero si la aleja de posibles prioridades por parte de India o China, principales socios.
Con este marco, y dentro de un crecimiento mayor que la ubica como la 9° economía del mundo superando a Canadá, Brasil avanza con las exportaciones al gigante asiático.
La semana pasada, Bloomberg destacó que los brasileños se convirtieron en el principal proveedor de maíz a China con unas 8.79 millones de toneladas en los primeros 9 meses de 2023, lo que representa más de 40% de las importaciones y supera las 6.5 millones de toneladas de Estados Unidos.
En lo que respecta a la soja, los cariocas llegaron a 64.97 millones de toneladas, incrementando sus números en 22%, aprovechando la caída de 8% por parte de los norteamericanos.
Previamente, en septiembre de 2023, un informe del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) alertaba que agricultores brasileños habían cosechado casi 160 millones de toneladas de soja y lograron un récord de exportación durante los primeros ocho meses.
A la par, la cosecha argentina cayó un 50% en medio de la sequía y recurrió a la importación desde Brasil, convirtiéndose en el segundo destino detrás de los chinos. Además perdió ante su país vecino la condición de primer exportador mundial de harina de soja.