La jefa del gobierno de Hong Kong, Carrie Lam, pidió este martes que el "entorno pacífico y seguro" en el que se celebraron las elecciones del domingo, en la que arrasaron los candidatos opositores, se mantenga para poder retomar las rondas de diálogo y tratar de buscar una solución a las protestas en esa ciudad china bajo administración especial.
La líder hongkonesa hizo estas declaraciones durante su conferencia de prensa semanal, la primera tras la apabullante derrota oficialista en los comicios, en los que la oposición "prodemócrata" se hizo con 388 de los 452 asientos en juego, causando conmoción política y preocupación en el gobierno chino.
Consultada acerca de si cederá ante las demandas de los manifestantes e iniciará una investigación sobre la supuesta brutalidad policial, Lam solo se refirió a un plan para "establecer un comité de revisión" que analice las causas de las protestas e "identificar los problemas sociales, económicos y políticos subyacentes para recomendar medidas al gobierno".
Según sus explicaciones, el gobierno tomará como ejemplo la respuesta de las autoridades británicas a los disturbios registrados en la zona londinense de Tottenham en 2011.
Acerca del resultado electoral, Lam fue todavía menos directa que en su comunicado de ayer y dijo que "estos comicios han reflejado claramente que muchos votantes querían expresar sus opiniones al gobierno y a mí".
"Las opiniones expresadas son muy diversas. Hay gente que quería expresar que ya no pueden seguir tolerando la violencia en las calles y, por supuesto, hay gente que siente que el gobierno no ha gestionado de forma competente el ejercicio legislativo y sus consecuencias", prosiguió según informó la agencia de noticias EFE.
Lam volvió a pedir el fin de la violencia y reclamó que se mantenga la "paz y calma relativas que hemos visto esta última semana" que permitieron que las elecciones se celebrasen en un "entorno pacífico y justo".
Con una participación récord de más del 71%, los comicios dejaron claro el apoyo de la sociedad hongkonesa al movimiento de protesta y su descontento con la actuación de las autoridades, ya que los candidatos "prodemócratas" se llevaron más del 85 por ciento de las bancas.
No obstante, al tratarse de un sistema electoral de mayoría simple en el que el candidato que consiga más votos es el que resulta elegido, la diferencia en el porcentaje de voto fue mucho menor: el bloque prodemócrata se hizo con el 57% de los sufragios mientras que los oficialistas pro-Beijing consiguieron el 41%.
Este dato hizo que el gobierno chino minimizara ayer el triunfo opositor e insistiera en que no tolerará más violencia en las protestas, pese a que todos los analistas consideran que el resultado implica uno de los mayores desafíos para el presidente Xi Jinping.