Domingo 13.3.2022
/Última actualización 15:19
El gobierno de China anunció que la ciudad entera de Shenzhen, centro tecnológico del sur del país, entró en confinamiento este domingo. La dura medida abarca el cierre de las empresas como Huawei y Tencent, cuyos centros neurálgicos de operatividad se encuentran en esa ciudad. También se dispuso el cierre de toda la zona comercial del lugar.
La disposición alcanza a 17 millones de personas, a quienes les pidieron que se queden en sus casas.
Se trata del confinamiento de mayor magnitud anunciado por China desde el impuesto en la metrópolis de Xi’an, en la región norte, cuando 13 millones de habitantes fueron puestos en cuarentena hacia fines de 2021, por espacio de un mes.
Esta nueva medida gubernamental busca controlar un brote de la variante ómicron, tras notificarse 66 casos en Shenzhen durante las últimas 24 horas.
El régimen al que ahora son sometidos los habitantes de esa ciudad implica que solo una persona, una sola vez, podrá salir del domicilio cada dos días para comprar los víveres necesarios.
En tanto, toda la población tendrá que practicarse un test de coronavirus. Además del cierre de empresas y de la zona comercial, el ayuntamiento de la ciudad ordenó el cierre de escuelas, transporte público y está prohibido salir de la localidad.
No es la primera ciudad china que queda confinada tras un gran rebrote en varias zonas del país. El viernes fue el turno de la ciudad de Changchun, un centro industrial de 9 millones de habitantes.
Ciudades menores como Siping y Dunhua, ambas en la provincia de Jilin, también fueron confinadas entre jueves y viernes pasado.
La variante ómicron, que generó cifras récord de contagios en varias partes del mundo, incluida la Argentina, ahora asedia a varias ciudades de China.
Las fuertes medidas de cierre y confinamiento de ciudades enteras fueron tomadas luego de que se detectaran más de 1.500 casos en 24 horas; una cifra que parece insignificante si se la compara con los reportes diarios de otros países, pero que es la más alta registrada por China desde la primera fase de la pandemia, a principios de 2020.
El fuerte rebrote de ómicron llevó a Pekín a introducir kits de autodiagnóstico por primera vez.