Tres agentes de la Policía de Haití fueron asesinados este martes por la noche en la capital, Puerto Príncipe, por una pandilla que luego difundió las imágenes en las redes sociales.
El grupo criminal Ti Makak se hizo responsable de la emboscada donde fallecieron tres policías y varios resultaron heridos. Los asesinatos ocurrieron durante una jornada de protestas contra el aumento de los precios de los combustibles.
Tres agentes de la Policía de Haití fueron asesinados este martes por la noche en la capital, Puerto Príncipe, por una pandilla que luego difundió las imágenes en las redes sociales.
De acuerdo a medios haitianos los funcionarios asesinados pertenecían a la Unidad Técnica Antipandillas y señalaron que varios policías resultaron heridos al ser emboscados en la barriada Laboule 12.
Estos homicidios se dan en medio de una tensa jornada de protestas ciudadanas por el aumento del precio de los combustibles. Los policías realizaban una operación en la zona donde actúa el grupo armado Ti Makak y luego sus integrantes secuestraron al menos uno de los cadáveres y se llevaron las armas.
El grupo armado ganó protagonismo desde el año pasado cuando los ciudadanos comenzaron a utilizar la zona donde están emplazados para llegar a los departamentos del sur, luego de que otras bandas bloquearan otros accesos.
Los asesinatos se produjeron durante una tensa jornada de protestas en todo el país contra el aumento de los precios de los combustibles por el primer ministro Ariel Henry.
De acuerdo con el jefe de Gobierno, el Estado necesita dejar de subvencionar los combustibles para costear los programas sociales para los más vulnerables, pero la justificación no convenció a los cientos de ciudadanos que salieron a las calles este martes y bloquearon la capital.
En enero pasado, esa misma región situada al sur de Puerto Príncipe fueron asesinados dos periodistas, así como el exsenador Yvon Buissereth, cuyo cuerpo fue luego quemado junto a una persona que lo acompañaba, recordó la agencia Sputnik.
La crisis de Haití se agudizó desde el pasado año tras el asesinato de su presidente Jovenel Moïse, un crimen que aún continúa sin resolverse. La ola de violencia e inseguridad a causa de las pandillas ha provocado la muerte de al menos 500 personas desde abril, además del desplazamiento forzado de otras 20 mil.
A la crisis institucional generada por el magnicidio se sumó el auge de la violencia, cientos de muertos y víctimas de secuestro a manos de las bandas armadas, recesión económica y migración descontrolada.