Por Saud Abu Ramadan y Shabtai Gold
dpa
Noor y Kenan Hammad, dos primos de cinco años, se encuentran en camas paralelas en el hospital Shifa, el principal centro médico en la Franja de Gaza.
Kenan perdió a su padre, su madre y su hermana, mientras que Noor perdió a su padre, hermano y abuela en un ataque aéreo israelí que dejó varios heridos más, incluyendo los niños.
Los esfuerzos por tratar a más de 700 heridos se ven dificultados por falta de suministros médicos y drogas, dice un médico en el hospital Shifa. “Estamos trabajando en una situación terrible. No tengo los materiales necesarios para coser a mis pacientes y hoy tuve que improvisar”, señala el médico.
Noor y Kenan se habían reunido con sus familiares para festejar el Ramadán y celebrar el reciente regreso de la abuela de Noor de Arabia Saudí, donde ésta realizó la peregrinación religiosa islámica conocida como Hajj.
“El miércoles por la noche, toda la familia estaba sentada junta en un pequeño jardín en su casa. De repente un misil cayó sobre la casa y mató a seis personas, tres hombres y tres mujeres”, dice la abuela de Kenan, Amal Hammad. “No hicieron nada. No estaban lanzando cohetes contra Israel”, afirma. La otra abuela murió.
En la unidad de cuidados intensivos del hospital, Khaled, un niño de siete años, recibe tratamiento médico urgente. Su pronóstico es incierto. Su padre, Majed Abu Maraheel, está desconsolado.
“Mi hijo Khaled estaba jugando fuera de nuestra casa en el barrio de Zeitún, en Ciudad de Gaza, el jueves por la mañana y de repente escuchamos una gran explosión”, recuerda Majed. Un misil israelí aterrizó en un área abierta cerca de su casa, que resultó dañada.
“Khaled tiene un fragmento de un misil israelí en la cabeza y está en condición muy crítica”, dice. Majed cuenta que ve cómo ingresan las ambulancias trasladando heridos para ser tratados mientras permanece al lado de la cama de su hijo.
“Espero que mi hijo se recupere de sus heridas y regrese con nosotros, pero ¿qué le sucederá a los otros que perdieron a sus familias, a sus hijos y mujeres?”, pregunta.
Mahmud Daher, jefe de la Organización Mundial de la Salud (OMS) en la Franja de Gaza, señaló que el sistema médico estaba en un estado nefasto incluso antes de la última ofensiva para detener el lanzamiento de cohetes contra Israel por parte del movimiento palestino Hamas, que gobierna en Gaza.
Un hombre que necesita una operación de vesícula tuvo que posponer su cirugía varias veces en los últimos diez meses. “Los pacientes como él sufren todos los días, están sufriendo mucho”, afirma Daher.
“Estamos advirtiendo de un colapso de los sistemas de salud. Con la actual disponibilidad de provisiones médicas, si hay un mayor deterioro en el terreno, como un número masivo de víctimas, el sistema no le podrá hacer frente”.
Los hospitales dependen de los generadores, que consumen grandes cantidades de combustible costoso, para enfrentar los frecuentes cortes de electricidad, a veces de casi la mitad del día.
Ashraf al Qedra, un portavoz del Ministerio de Salud en Gaza, no abandonó el hospital de Shifa desde que comenzó la ofensiva.
No está afeitado y luce cansado, al igual que gran parte del personal médico.
“La sala de emergencias y todos los empleados, incluyendo a los médicos y enfermeras destinadas a cirugía, trabajaron a contrarreloj los últimos cuatro días a pesar de la falta de medicinas, equipos y otros suministros. Nunca duermen”, asegura.
Afirma que le gustaría tener una mayor capacidad para ocuparse de los enfermos y heridos. “Creo que más gente morirá. Gente que no murió debido a los misiles podría morir por falta de medicina y otros servicios médicos”, dice Al Qedra.
dpa