Mientras tanto, la Policía buscaba a un cuarto sospechoso y fuentes de la investigación revelaron que la Armada y la Fiscalía esperaban un ataque al predio naval donde ocurrió el crimen, según la prensa local. Uno de los sospechosos, ex infante de marina de 26 años, fue imputado como autor de los homicidios y los otros dos -un hombre y una mujer-, como encubridores, afirmó la fiscal del caso, Mirta Morales, en conferencia de prensa.
El acusado de haber matado a los tres marinos fue infante de marina desde 2014 y en marzo de este año fue dado de baja, confirmaron las autoridades. El ministro del Interior, Jorge Larrañaga, agregó que “todas las vainas encontradas en la escena fueron percutidas en la misma arma” y dijo que le parecía evidente que “había un conocimiento previo entre el que accionó contra los militares y los mismos militares”.
Morales subrayó que el atacante “conocía la operativa del lugar y conocía a las víctimas o a alguna de ellas” y por eso entró “fácilmente” en el predio y los investigadores no encontraron “evidencia de forzamiento de ningún tipo”. En tanto, fuentes de la investigación revelaron que en noviembre pasado la Armada avisó a la Fiscalía que, según datos de inteligencia, había un plan para atacar el puesto de control donde fueron asesinados los infantes, informó el diario El Observador.
De acuerdo con esas fuentes, la alarma se activó a partir de la investigación administrativa por el robo de dos pistolas reglamentarias en otra sede de la Armada, hecho por el cual fue imputada una mujer militar a la que se le encontró una de las armas y había vendido la otra.
El almirante Carlos Abilleira -jefe de la Armada a fines del año pasado- afirmó que aquella investigación descubrió que varios infantes habían recibido a través de redes sociales “el mensaje de que estaban buscando pistolas y que podían atentar contra el destacamento que está detrás del Cerro”.
Tenés que leerUruguay: identificaron a uno de los detenidos por el asesinato de los tres infantes de marinaMedios locales especularon con la posibilidad de que los infantes fueran asesinados para robarles las pistolas, que, según dijeron, son muy valoradas en el narcotráfico, donde pueden venderse por hasta 5.000 dólares o canjearse por un kilogramo de cocaína.