Este martes 22 de agosto inicia la XV cumbre de los BRICS en Johannesburgo, Sudáfrica, finalmente sin presencia física de representantes de Argentina.
El bloque de naciones emergentes no debatiría nuevos ingresos. “No tiene sentido semejante viaje y esfuerzo”, indicaron desde el gobierno argentino.
Este martes 22 de agosto inicia la XV cumbre de los BRICS en Johannesburgo, Sudáfrica, finalmente sin presencia física de representantes de Argentina.
El presidente de la Nación, Alberto Fernández, canceló su viaje al país africano luego de que se le notificara que no se incluyó dentro de la agenda oficial el debate sobre la adhesión de nuevos miembros.
Esta edición, la primera presencial desde el inicio de la pandemia, cuenta con una importante serie de países invitados por fuera de los cinco miembros actuales: Brasil, Rusia, India, China y el anfitrión,que preside de forma rotativa el bloque.
Tras idas y vueltas forjados en debates internos del BRICS sobre las conveniencias de sumar países al espacio (por encima del caso particular de Argentina), el gobierno de Fernández no logrará el último de sus objetivos y se posterga su ingreso a la lista de las naciones que en las décadas anteriores fueron denominadas emergentes.
De la mano también llega una mala noticia para el Ministerio de Economía y los acuerdo planificados por Sergio Massa: no habrá préstamo del Nuevo Banco de Desarrollo (NBD).
El Palacio de Hacienda contaba con la posibilidad de un nuevo desembolso, posiblemente de yuanes, para afrontar parte de los 45 mil millones de dólares de deuda con el Fondo Monetario Internacional (FMI) y fortalecer las reservas.
La presidenta del NBD, la ex mandataria brasileña Dilma Rousseff, declaró recientemente: "Esperamos prestar entre 8.000 y 10.000 millones de dólares este año. Nuestro objetivo es lograr que alrededor del 30% de todos nuestros préstamos sean en monedas nacionales. [...] Vamos a intentar hacer un 'swap' (permuta financiera) de divisas o emitir deuda. Y también en rupias (indias)".
Argentina, en medio de la incertidumbre por su futuro político y los posibles cambios que podría acarrear en materia de relaciones internacionales, no estaría en los planes para el grupo, al menos este 2023.
El que sí participará por Argentina en la cumbre del BRICS durante el último día, el jueves 24, es el canciller Santiago Cafiero. Desde Casa Rosada indicaron que sería parte de manera virtual de los encuentros denominados “BRICS Africa Outreach” y “BRICS Plus Dialogue”, conversaciones con líderes de los países no miembros.
Los cambios dentro de la estructura es un debate que contrapone posturas a favor (China) y en contra (Brasil e India).
En la agenda del BRICS sigue haciendo peso la medida a tomar en torno al conflicto bélico de Rusia en Ucrania, que por ejemplo obligó el viaje del ministro de Asuntos Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, en representación de Vladimir Putin.
El gobierno sudafricano se vería obligado a detener al líder del Kremlin en caso de que este pise su país.
El otro punto de relevancia es la situación tensa en crecimiento entre China y Estados Unidos, dentro de una lucha silenciosa (o no tanto) por influencias en el mapa.
Justamente este interés chino es el que fogonea la posibilidad de ingreso de nuevos miembros al bloque, desatando la ola de solicitudes de unos 20 países.
Dentro de esa extensa lista; por su ubicación geográfica, contexto político y crecimiento económico; pican en punta Arabia Saudita e Indonesia. En situación similar a Argentina respecto a oportunidades se ubican Irán y Argelia.
La nómina se completa con nombres como los de Emiratos Árabes Unidos, Túnez, Venezuela, Bielorrusia y Kazajistán, estos últimos por su afinidad rusa, factor que de momento retiene su avance.
El “palo en la rueda” mayor lo ponen Lula da Silva y Narendra Modi, los mandatarios brasileño e indio, que argumentan encontrarse en un contexto inadecuado para expandir los brazos del BRICS.
Un crecimiento apresurado podría desbalancear la estructura del propio bloque y potenciar la hegemonía de China en ciertos países, corriéndose del supuesto eje inicial de “abrir el mundo” económicamente y no polarizarlo.
Más allá de las dudas que puedan recaer en las posibilidades este utópico deseo, Dilma expresó: "Las monedas nacionales no son alternativas al dólar. Son alternativas a un sistema. Hasta ahora el sistema ha sido unipolar, pero ahora será sustituido por un sistema más multipolar".
“Cuanto más amplios sean sus miembros, más fuertes podrán reclamar una voz colectiva, y más China, como economía más grande, reclamará liderazgo y representación del mundo en desarrollo”, dijo Yun Sun, director del Programa de China en el think thank Centro Stimson en Washington, en torno a la posibilidad de romper el equilibrio.
Desde el Proyecto Rising Power Alliances de la Universidad de Tufts en Estados Unidos indican que nombres como los Irán, rotundamente antagónicos a los intereses occidentales, resquebrajarían aún más las relaciones con Estados Unidos.
El analista indio Manoj Kewalramani indicó sobre el dilema de su país: “India se encuentra en una situación difícil, porque la identidad del grupo está cambiando y no quiere ese cambio”.
El gobierno de Narendra Modi sostiene dos puntos que frenan las chances de ingreso de naciones radicalizadas o sensibles: el crecimiento de las relaciones bilaterales con los estadounidenses y el conflicto latente en la frontera con China.
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