Tras una segunda noche de violentos disturbios protagonizados por una minoría que sembró el caos en Barcelona, Cataluña afronta este jueves con indignación y llamados a la "calma y serenidad" otro día de movilizaciones independentistas contra el fallo "injusto" que dictó condenas de 9 a 13 años de prisión a los líderes del fallido proceso de secesión de 2017.
El presidente del Gobierno español, el socialista Pedro Sánchez, preside hoy junto a su ministro del Interior, Fernando Grande Marlaska, el comité de coordinación que sigue la evolución de la crisis en la región de Cataluña, donde la violencia escaló en los últimos días a raíz de enfrentamientos violentos entre manifestantes radicales y la policía.
Tras reunirse el miércoles con los líderes de la oposición - el conservador Pablo Casado, el liberal Albert Rivera y el progresista Pablo Iglesias-, Sánchez aseguró su gobierno garantizará "los derechos de todos en Cataluña desde la firmeza, la moderación y la unidad" y que "modulará" su respuesta en función de la actitud del jefe de Gobierno regional, Quim Torra, frente a los disturbios que anoche desbordaron Barcelona.
"En un Estado de derecho el señor Torra debe decidir si es un activista o el presidente", advirtió el ministro Marlaska en unas declaraciones televisivas.
Torra tardó 48 horas en condenar, por primera vez, pasada la medianoche los actos violentos, que atribuyó a "infiltrados" y hoy repitió que rechaza la violencia "venga de donde venga", al comparecer en el Parlamento catalán.
En tanto, manifestantes independentistas cortaban hoy varias rutas catalanas mientras marchan hacia Barcelona para confluir mañana en un gran movilización y jornada de huelga. Los estudiantes también se movilizan en el centro de la ciudad.
Tras conocerse este lunes el fallo del Tribunal Supremo español que condena a nueve de los líderes del proceso de secesión de 2017 a penas que van de 9 a 13 años de prisión, los llamados Comités de Defensa de la República -grupos vecinales defienden una secesión unilateral- dieron el martes un salto hacia adelante en sus acciones de desobediencia, organizando sabotajes y avalando a grupos que utilizan técnicas incendiarias de guerrilla urbana para desafiar a las fuerzas de seguridad.
Los disturbios dejaron "57 heridos, la mayoría leves, y que fueron dados de alta, y 2 que requirieron atención hospitalaria", informó hoy la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, quien hizo un llamado a la calma ante las movilizaciones previstas en la cuarta jornada de protestas independentistas luego del fallo del máximo tribunal español.
Por su parte, la Policía catalana dijo que 33 personas fueron arrestadas.
La alcaldesa, quien volvió a condenar la violencia y pidió "diálogo", indicó que sólo en la ciudad condal los bomberos apagaron 160 incendios y 400 contenedores quedaron calcinados, provocando pérdidas materiales de hasta medio millón de euros.
"Los incendios son graves y causan mucha preocupación a la ciudadanía, y que afectan a la vida de las personas. Agradeceríamos que el presidente (catalán) estuviera más presente, y que hiciera un mensaje más contundente contra la violencia y se ponga a trabajar a favor del diálogo", reclamó Colau.
El vandalismo y los enfrentamientos con la Policía dejaron anoche un escenario desolador en el barrio de El Example derecho, en pleno corazón de Barcelona, donde estos grupos radicales provocaron incendios en contenedores que calcinaron vehículos y amenazaron viviendas y la vida de los vecinos, lo que causó una gran indignación.
"Es intolerable, no se puede permitir esto, pero el problema es que el pirómano está al mando", dijo a Telam un vecino de la calle Roger de Flor de nombre José, quien tuvo que mover su auto para que no fuera alcanzado por las llamas.
"Son chavales (jóvenes) que lo que quieren es hacer daño", apuntó William, mientras desayunaba esta mañana junto a José y su esposa María en un bar que se vio amenazado por el fuego.
Rosa, la propietaria del establecimiento, contó que anoche pasó miedo porque "el bar estaba repleto de gente, había muchos nervios y ansiedad".