Domingo 24.10.2021
/Última actualización 13:18
La Armada de Uruguay informó en un comunicado de prensa que la Prefectura de Concepción del Uruguay "se comunicó con el prefecto del puerto de Paysandú" para reportar el hallazgo de un cuerpo en la costa argentina que "según complexión física y descripción podría coincidir con el de la persona buscada".
Según se indicó ya fue informado del hallazgo a "la familia y al Cónsul argentino para poder reconocer efectivamente el cuerpo" y que esta era la información que había dado el organismo naval de la localidad entrerriana a la de Paysandú.
Eugenio Schneider, dueño de un emblemático frigorífico en Paysandú, Uruguay, es buscado de manera intensa por tierra y agua desde el jueves, día en el que salió de su casa y le dijo a sus allegados “me voy al río”.
La vida de Schneider son muchas en una: es un polifacético hombre de negocios, dueño de un frigorífico que compró en ruinas en 2000 y que hoy vale 35 millones de dólares; es un hombre de cultura y un escritor que fue alumno de Jorge Luis Borges; es deportista y nadador incansable hasta hace poco; hijo de un padre nazi; dueño de un particular restaurante y, pandemia mediante, sobreviviente del covid-19 a sus 81 años.
Por eso su desaparición tiene en vilo a Casablanca, el pequeño pueblo de 400 habitantes ubicado a 17 kilómetros de Paysandú, donde Schneider es amo y señor, y hasta hace poco tiempo también era el dueño de absolutamente todo lo que había allí, porque Casablanca fue el último “pueblo privado” que quedaba en Uruguay, hasta que el Estado lo compró por 700 mil dólares.
“Me voy al río”, dijo el jueves a las dos de la tarde, antes de abrir el portón de su Casona “De los cuatro vientos” —edificada en 1806— y caminar apenas unos pasos hasta el río Uruguay. Lo hacía a menudo, según reconstruyó el diario El País de Montevideo, por eso a nadie le llamó la atención.
Lo que sucedió después sí alarmó: no regresó. Tras la denuncia de su familia, se disparó un intenso operativo de Prefectura de Paysandú, que patrulla el río Uruguay sin hallar rastros aún del empresario argentino.
Otro dato que llamó la atención de sus allegados fue que al dejar su casa, Schneider había dejado sus pertenencias allí, como por ejemplo, una agenda que siempre cargaba con él.
“Él ya no nadaba. Tuvo covid-19 y hacía poco que se había recuperado totalmente. Esta incertidumbre nos deja muy mal a todos. Es muy querido por acá”, señaló a El País un empleado del frigorífico.