Ante cientos de miles de personas en la calle, fuegos artificiales y un desfile militar, Irán celebró el 44º aniversario del triunfo de la Revolución Islámica de 1979.
El país conmemoró un nuevo aniversario del triunfo de la revolución de 1979. Las autoridades aprovecharon la fecha para festejar que las manifestaciones en su contra no prosperaron.
Ante cientos de miles de personas en la calle, fuegos artificiales y un desfile militar, Irán celebró el 44º aniversario del triunfo de la Revolución Islámica de 1979.
Además las autoridades aprovecharon la fecha para celebrar el "fracaso" de las protestas que sacudieron al país desde septiembre pasado.
En el desfile en Teherán, los militares exhibieron el misil Emad y el drone táctico Shahed-136, los mismos que según Ucrania y sus aliados occidentales ha estado usando Rusia en la guerra.
La celebración se extendió a lo largo y ancho de 3.400 ciudades y 3.800 pueblos en medio de las tensiones, todavía latentes, de las protestas generadas por la muerte, en septiembre pasado, de la joven kurda Mahsa Amini cuando estaba bajo custodia policial.
En este sentido, el líder supremo de Irán, el Ali Jamenei, denunció, durante un encuentro con un grupo de comandantes y oficiales de la Fuerza Aérea y la Defensa Aérea de Irán, un "malvado complot" contra la república islámica frente al cual es necesario "mantener la unidad".
El presidente, Ebrahim Raisi, también celebró el triunfo de la revolución afirmó que Irán tiene "los brazos abiertos" para recibir a aquellos que "fueron engañados durante los disturbios".
"No nos hemos reunido para simplemente conmemorar el gran día, también porque una vez más la revolución triunfó y los enemigos fracasaron", aseveró Raisi, en un discurso en la plaza Azadi de Teherán, epicentro de los festejos.
Las autoridades iraníes culpan de los disturbios a "alborotadores" a sueldo de potencias extranjeras, como Estados Unidos, Israel y las potencias europeas.
Las organizaciones humanitarias que estuvieron brindando cifras de las protestas en Irán cifran entre 400 y 500 manifestantes muertos por la represión de las fuerzas de seguridad.
Para calmar los ánimos, el Gobierno declaró el pasado domingo una amnistía y la reducción de penas a favor de miles de presos, muchos de ellos detenidos en las manifestaciones.
Fueron liberadas al menos siete mujeres activistas y también la antropóloga e investigadora franco-iraní Fariba Adelkhah, encarcelada en 2019 y condenada a cinco años de cárcel por delitos relacionados con la seguridad nacional.
Asimismo, liberaron al disidente Farhad Meysami, luego de que circularan unas fotos suyas que despertaron críticas por su extrema delgadez.
Las protestas se fueron apagando: ya no hay manifestaciones ni personas quitándole los turbantes a los clérigos. Sin embargo, en cuanto empezaron los fuegos artificiales para celebrar a revolución, algunos residentes locales volvieron a gritar "muerte al dictador", uno de los eslóganes que más se escucharon durante las protestas.
La Revolución Islámica, que puso fin a la monarquía y alzó al poder al ayatollah Ruhola Jomeini, supuso un terremoto político que reconfiguró la región y cuyas consecuencias siguen vigentes a nivel político y social en la actualidad, marcada por la creciente resistencia a las autoridades y la proyección regional de Teherán, lo que ha provocado la reacción de los rivales en la zona.
La revolución islámica tuvo lugar en un momento en el que la dinastía Pahlevi, una de las principales aliadas de Estados Unidos en la región, estaba a punto de colapsar a causa de la crisis económica y social, sumada a la represión de las protestas protagonizadas por una creciente oposición al régimen.
El golpe final llegó en 11 de febrero, cuando el Consejo Militar Supremo se declaró "neutral" tras el estallido de enfrentamientos de guerrillas en las calles, lo que descartó la posibilidad de un levantamiento militar a favor del sha.