Tras una pausa de cinco meses, negociadores de las principales potencias y de Irán reanudaron hoy las reuniones y contactos en Viena, Austria, sobre el programa nuclear iraní, en un clima de optimismo aunque sin grandes expectativas de rescatar, a corto plazo, el acuerdo firmado en 2015.
La reunión duró unas dos horas y fue precedida de una serie de encuentros bilaterales y se celebró en el Palacio Coburg, el mismo donde se concluyó el histórico acuerdo de hace seis años, según un tuit del representante de la Unión Europea (UE).
Pese a "circunstancias difíciles, lo que he visto hoy me incita a ser extremadamente positivo", declaró el diplomático europeo Enrique Mora, que lidera las negociaciones, a la salida del cónclave.
En las negociaciones, además de Irán, están diplomáticos de Reino Unido, China, Alemania, Rusia y Francia. Estados Unidos participa de manera indirecta.
A lo largo de los próximos días, los expertos seguirán trabajando con "un sentimiento de urgencia para volver a dar vida" al pacto, precisó Mora, que no quiso ofrecer una fecha por tratarse de cuestiones "complejas".
"Es importante poner fin al sufrimiento del pueblo iraní", expuso el diplomático, mientras que la Casa Blanca reiteró hoy que "privilegia la diplomacia".
Las negociaciones tienen dos aristas: por un lado, los compromisos nucleares de Irán y por el otro, el levantamiento de las sanciones estadounidenses.
La República Islámica de Irán, que subrayó su "firme determinación" de concretar el acuerdo, calificó también el ambiente de la reunión como "profesional y serio", informó la agencia de noticias AFP.
En junio, los negociadores habían culminado una primera fase de conversaciones con un tono positivo, diciendo que se estaba "cerca" de un acuerdo, pero la perspectiva cambió con la llegada al poder del presidente ultraconservador iraní, Ebrahim Raisi.
El acuerdo de 2015, conocido como Plan de Acción Integral Conjunto (JCPOA), contemplaba levantar algunas sanciones económicas contra Irán a cambio de límites estrictos a su programa nuclear.
Pero el programa comenzó a desmantelarse en 2018 cuando el entonces presidente estadounidense Donald Trump retiró a su país de forma unilateral y reimpuso sanciones a Irán, postura que fue duramente criticada por sus opositores demócratas y por gran parte del mundo.
Al año siguiente, Teherán respondió excediendo los límites a la actividad nuclear definidos en el acuerdo.
En los últimos meses comenzó a enriquecer uranio a niveles sin precedentes y ha restringido las actividades de los inspectores del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), el organismo de la ONU, con sede en Viena, a cargo de supervisar las instalaciones iraníes.
Irán ignoró durante meses los llamados de países occidentales de reiniciar las conversaciones, mientras fortalecía su programa nuclear, bajo el argumento de que debía producirse el "levantamiento de todas las sanciones de forma garantizada y verificable", que para el Gobierno, es una "prioridad absoluta".
El director del OIEA, el argentino Rafael Grossi, visitó Teherán la semana pasada con la esperanza de abordar varios puntos contenciosos, pero a su regreso admitió que no había logrado avances en los temas que planteó.
Para no agravar la situación, diplomáticos occidentales decidieron no presionar por una resolución crítica de Irán la semana pasada durante la reunión de la junta de gobernadores del OIEA.
"La situación de los avances nucleares iraníes es cada vez más precaria", señaló por su parte Kelsey Davenport, experta de la Asociación de Control de Armas, en declaraciones a AFP.
Davenport reconoció la semana pasada a periodistas que "si bien el gobierno de Trump fabricó esta crisis, las acciones de Irán la están prolongando".
Un punto especialmente preocupante para el OIEA es una unidad de fabricación de componentes de centrifugado en Karaj, cerca de Teherán.
El OIEA no ha atenido acceso a las instalaciones desde que sus cámaras fueron dañadas por un "acto de sabotaje" en junio que Irán atribuyó a su archienemigo Israel.