Al menos 11 personas murieron y decenas resultaron heridas este domingo por la explosión de una bomba durante una misa católica en una universidad del sur de Filipinas, una zona con presencia de grupos insurgentes, informó la Policía.
"Los soldados del califato detonaron un artefacto explosivo frente a una gran reunión de cristianos en la ciudad de Marawi", dijo la organización yihadista EI en un comunicado. Hay decenas de heridos.
Al menos 11 personas murieron y decenas resultaron heridas este domingo por la explosión de una bomba durante una misa católica en una universidad del sur de Filipinas, una zona con presencia de grupos insurgentes, informó la Policía.
"Los soldados del califato detonaron un artefacto explosivo frente a una gran reunión de cristianos en la ciudad de Marawi", dijo horas después la organización yihadista Estado Islámico (EI) en un comunicado publicado en sus canales de Telegram, según la agencia de noticias AFP.
La explosión ocurrida por la mañana en el gimnasio de la Universidad Estatal de Mindanao, en Marawi, la mayor ciudad musulmana del país, dejó 50 heridos por lo menos, dijo un jefe policial a periodistas.
El teniente general de la Policía, Emmanuel Peralta, informó que la detonación fue causada por un artefacto explosivo.
Otros responsables de seguridad señalaron que el ataque podría haberse producido en represalia de una serie de operaciones militares llevadas a cabo contra grupos islamistas en los últimos días.
Los primeros informes reportaron cuatro muertos, pero horas después el general Oriel Pangcog, del Ejército, y el brigadier Allan Nobleza, de la Policía, elevaron a 11 la cantidad de víctimas fatales, según los diarios locales The Manila Times y Philstar Global.
El presidente Ferdinand Marcos condenó el ataque, que atribuyó a "terroristas extranjeros".
"Condeno en los términos más fuertes posibles los actos atroces y sin sentido perpetrados por terroristas extranjeros contra la Universidad Estatal de Mindanao", expresó Marcos en un comunicado.
La universidad también condenó "el acto de violencia", suspendió las lecciones y desplazó más personal de seguridad al campus, indicó la institución en un comunicado.
Imágenes publicadas en Facebook por el gobierno provincial de Lanao del Sur mostraron al gobernador Mamintal Adiong visitando a los heridos por el ataque en un centro médico.
El alcalde de Marawi, Majul Gandamra, urgió a los miembros de las comunidades musulmana y cristiana a permanecer unidos.
"Nuestra ciudad ha sido por mucho tiempo un ejemplo de coexistencia pacífica y armonía, y no permitiremos que tales actos de violencia opaquen nuestro compromiso colectivo con la paz y la unidad", indicó Gandamra en un comunicado, en el cual condenó el ataque.
Asimismo, el papa Francisco se manifestó "profundamente entristecido al conocer los heridos y las pérdidas de vidas causadas" por el ataque, en un mensaje transmitido en su nombre por el secretario de Estado del Vaticano, cardenal Pietro Parolín.
El pontífice subrayó su "cercanía espiritual a todos los afectados", y rogó por "dones divinos de curación y consuelo para los heridos y los afligidos", según la agencia ANSA.
El hecho ocurrió luego de que las fuerzas armadas filipinas lanzaran el viernes un ataque aéreo que mató a 11 combatientes islamistas de la organización Dawlah Islamiyah-Philippines, en Mindanao.
Las Fuerzas Armadas indicaron ayer que el grupo planeaba perpetrar ataques en la provincia de Maguindanao del Sur.
Lanao del Sur y Maguindanao del Sur son parte de la Región Autónoma Bangsamoro, en la isla musulmana de Mindanao.
La región ha sufrido durante décadas ataques contra autobuses, templos católicos y mercados públicos.
El Gobierno filipino firmó en 2014 un acuerdo de paz con el mayor grupo rebelde del país, el Frente Moro Islámico de Liberación, que puso fin a su alzamiento armado.
Pero grupos menores de combatientes musulmanes contrarios al acuerdo de paz permanecen activos, incluidos algunos leales al grupo Estado Islámico (EI). También hay rebeldes comunistas en la región.
En mayo de 2017, cientos de hombres armados locales y extranjeros aliados de EI asediaron Marawi.