Otra vez hablan de la ayuda humanitaria, de crímenes de guerra, etc, etc. Israel está en una guerra no provocada, intentando derrotar a Hamás, a Hezbolá, a los hutíes de Yemen, a las milicias que operan en Siria, Irak y como si ello fuera poco, a Irán. Mientras tanto, Hamás sigue dominando internamente los accesos de la población a la ayuda humanitaria. Lamentablemente, para los que miran desde afuera y piensan que la Unrwa (**) en algún momento cumplió sus objetivos, el culpable de que no llegue la ayuda es siempre el ejército israelí.
Hace poco más de una semana Israel introdujo 109 camiones de suministros, pero en el recorrido a los puntos de distribución los camiones a punta de pistolas se vieron obligados a bajar las mercaderías. ¿Ustedes que piensan, que el Hamás bajó la mercadería para distribuirla? No, se robó la mercadería para consumo de los terroristas o para venderla a su propia gente. Todo esto sucedía ya antes del ingreso de Israel a la Franja de Gaza y también sucede hoy que la presencia de las fuerzas israelíes domina amplias zonas de dicho territorio.
Volvamos a lo que nos dice la historia reciente: un enclave terrorista realizó un ataque sin presentes en lo que respecta a la virulencia; los que saben dicen que más siniestro que la guerra por la independencia de 1948. El objetivo de Hamás fue la población civil israelí, un día festivo, a las 6,30 de la mañana, cuando la población descansaba. El objetivo: asesinar, quemar, secuestrar violar, robar.
Con ese acto Hamás generó lo que generó: la respuesta de un Estado que respeta las tristemente leyes de la guerra. Por eso es necesario aclarar una vez y más -y todas las que hiciera falta- que el Hamás usó, usa al día de hoy y va a seguir usando como táctica la de exponer a la población civil como escudos humanos. Entonces, a pesar de que el ejército israelí trata de no dañar civiles, el Hamás los sacrifica para generar opinión adversa a través de los medios de prensa, publicando medias verdades.
Ante un inminente alto el fuego en el Líbano (país influenciado por Hezbolá), se pretende que Israel no opere en territorio libanés contra los movimientos de fuerzas del Hezbolá, que supuestamente quedarán operativas más al norte de la línea limítrofe entre los dos Estados. ¿La causa? La supuesta violación de la territorialidad libanesa .¿Ustedes pregúntense qué creen que hizo hasta hoy el Hezbolá -segundo partido político del Líbano- con los múltiples bombardeos realizados desde el 7 de octubre de 2023 a la fecha? Les doy una respuesta: ¡Lisa y llanamente cometió una violación de la territorialidad israelí!
A esto hay que decirlo con todas las letras, aunque es obvio que una conclusión a primera vista confirma que las miradas de muchos no consideran a las agresiones multidireccionales contra Israel como ilegítimas, lo que representa un serio precedente. La posición de Israel no es legítima y en cambio no se dice nada de las acciones de quienes invocan aquellos que niegan al Estado de Israel y buscan su eliminación.
Molesta y causa alarma si alguien en Israel invoca la famosa frase bíblica "ojo por ojo, diente por diente", pero nada se dice de la otra parte, que nos quiere hacer desaparecer. ¿Qué hay que hacer entonces hasta que la situación quede resuelta? Porque otra de las cosas que la generalidad de los ciudadanos comunes no sabe es que el Líbano no tiene presidente o primer ministro; solo el presidente de un parlamento que solo lo es en los "papeles". No trabajan los bancos desde hace años, por lo que es lo que se dice un país disfuncional. ¿Con quién pueden hacerse pactos o acuerdos a futuro, si el Hezbolá es más fuerte que el casi inexistentes ejército libanés?
Pero la hipocresía sigue. ¿Por qué? Porque la Corte Penal Internacional (CPI) emitió una orden de arresto contra el primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, y otra contra el ex ministro de Defensa saliente, Yoav Galant, sumando en esta decisión a un dirigente del Hamás, Mohammed Diab Ibrahim al-Masri (alias Mohamed Deif), al que el ejército israelí da por muerto desde el 13 de julio de 2024, aunque el grupo extremista lo haya negado oportunamente. Para abreviar: la resolución de la CPI equipara al jefe de un ejército terrorista con el primer ministro del único país democrático de Medio Oriente.
Ahora bien, como desde "el llano" se dice que las exigencias de las leyes internacionales obligan por igual a todos los países veamos qué clase de gobiernos existen en la región: Israel, democracia; Egipto: gobierno militar; Siria: gobierno monárquico dictatorial; Líbano, sin gobierno; Jordania, una monarquía hereditaria. Para no alargar la lista, digamos que todos los restantes países del Medio Oriente son monarquías hereditarias y si no son países con guerra civil entre facciones proiraníes.
Ahora la guinda al pastel. A raíz de la resolución de la CPI me tomé el trabajo de investigar la lista de los países integrantes de la misma: son 124, de los cuales 60 no participan. Además, de los 124, más de 20 son dictaduras no democráticas, que no respetan los derechos humanos y encima cometen crímenes contra la humanidad todos los días. Como detalle o número anecdótico puedo agregar que otros 30 son pequeñas islas o principados, o bien reinados absolutistas hereditarios.
La CPI da legitimidad a un grupo de países con las características de lo antes mencionado para declarar que el primer ministro y el ministro de Defensa de un país democrático -que en realidad están cumpliendo sus funciones como hombres de Estado- deban ser detenidos. Así están las cartas por el momento sobre la mesa. Contra esto, para salir de esta encrucijada extremadamente difícil, Israel tiene que aunar fuerzas y debe seguir luchando en todos los órdenes: el militar, el diplomático y el social.
(*) Santafesino radicado en Israel desde 2002.
(**) Sigla/acrónimo en inglés de la Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina en Oriente Próximo: United Nations Relief and Works Agency for Palestine Refugees in the Near East.
Dejanos tu comentario
Los comentarios realizados son de exclusiva responsabilidad de sus autores y las consecuencias derivadas de ellos pueden ser pasibles de las sanciones legales que correspondan. Evitar comentarios ofensivos o que no respondan al tema abordado en la información.