Milei viaja a Brasil para la cumbre del G20, luego de concretar el encuentro con Trump y en busca de nuevas reuniones

Javier Milei, presidente de la Nación Argentina, tendrá desde este lunes 18 de noviembre su primera Cumbre del G20, donde pondrá a pleno sobre la mesa su particular agenda diplomática, con encuentros previos y posteriores con importantes líderes mundiales.

El encuentro con sede en Río de Janeiro, Brasil, donde Lula Inácio da Silva ejerce la presidencia rotatoria y donde también se cruzará nuevamente en una fotografía con el libertario, se presenta como un terreno ideal para el mandatario argentino de fortalecer el buen pasar de gestión.

A pesar de que no todos los índice locales lo acompañan, sus controvertidos diálogos con otros líderes en el comienzo de gestión pudieron dañar su imagen y las votaciones en la ONU (viene de ser el único país del planeta en rechazar una resolución sobre derechos de los pueblos indígenas) puedan complicar su participación seria en el Grupo de los Veinte, Milei logró salir airoso. Por pericia o fortuna.

Durante dos días, hasta el martes 19, el suelo brasileño contará con la presencia de 19 líderes de los principales países, la Unión Africana y la Unión Europea. Con una nutrida agenda, el evento oficia de cierre informal del 2024 tras un raid de fin de año que incluyó al BRICS y la 29° Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático.

Las reuniones de Milei

Si bien aún no estará presente ya que recién asume el 20 de enero de 2025 y Joe Biden continúa como presidente de Estados Unidos, el mayor logró del cual se jactan desde La Libertad Avanza es el acercamiento con el electo Donald Trump.

Tras la fallida llamada post elecciones, el presidente argentino logró establecer diálogo directo vía telefónica, previo a su participación en el foro de la Conferencia Política de Acción Conservadora (CPAC), realizado en Mar -a-Lago, la mansión de Trump.

Con un viaje fugaz, Milei recibió en Buenos Aires a su par de Francia, Emmanuel Macron. A pesar de las diferencias que el francés mantiene dentro de la Unión Europea con líderes cercanos a Javier como Viktor Orban de Hungría, el encuentro lo solidifica en este tramo de su gobierno como una figura más cercana a la de un político con diplomacia. El rol del europeo habría girado en torno a la flexibiliación del hombre de la LLA.

Si de diplomacia se habla, la expectativa más extraña gira en torno a la posible fotografía que se tomaría con Xi Jinping, presidente de China, durante su bilateral. Habiendo partido del “con comunistas no negocio”, pasó al “son un socio sumamente amigable” y se acercó a Beijing, un socio determinante para Argentina que en la semana también se movió en el Cono Sur al renovar su Tratado de Libre Comercio con Perú y la inauguración del megapuerto de Chancay. Resta observar si Milei sostiene la línea o si el triunfo trumpista en Estados Unidos vuelve a radicalizar su mensaje.

Con quien no sostendrá encuentro, en base a sus respectivas agendas oficiales, es Lula da Silva, ya de alta tras tres semanas de reposo por un golpe en la cabeza. A pesar de mermar la violencia en sus discursos y obtener “guiños” tras las elecciones de Venezuela y la protección de la embajada en Caracas, sólo tendrán el saludo protocolar de bienvenida.

La que si oficializó su agenda agregando a Milei es Giorgia Meloni, presidenta de Italia. La líder europea de ultraderecha ya había brindado un buen gesto con el libertario al invitarlo a su cumbre del G7. La mujer del partido Hermanos de Italia también estará en Buenos Aires, pero será luego del cruce en Río.

Todos los presentes en el G20

Qué hablarán en el G20

"Construyendo un mundo justo y un planeta sostenible" es el lema elegido por Brasil para esta cumbre, acompañado del objetivo de “la reducción del hambre, la pobreza y la desigualdad en todo el mundo, así como un desarrollo socioambiental que incluya una transición ecológica justa e inclusiva”.

De primera mano se comprende que Javier Milei se manifestará rotundamente en contra de estas mociones, que eventualmente tendrán sus respectivas resoluciones. Lo conflictivo recae en la posibilidad de que China se oponga a este concepto, lo que pone al gobierno argentino entre la espada y la pared al poder volver a quedar del lado del Partido Comunista de China.

Como antesala de un eventual episodio que pueda sorprender, este miércoles Argentina retiró a sus representantes de la 29° Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático de 2024 en rechazo a la "agenda 2030".

La figura de Trump, quizás de manera implícita, será un motivo de interés para los países europeos. Un posible acercamiento de Washington a Moscú desde 2025 o al menos un alejamiento de Bruselas ya ha sido manifestado como un “temor” por la propia Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea. Podría resultar peculiar la posición de Milei sobre dicho tópico si se da la oportunidad.

Otra negativa desde Argentina podría darse con la reciente propuesta de Claudia Sheinbaum, flamante presidenta de México y el primer líder en establecer contacto directo con Trump. La declaración política contempla un pedido de reducción en presupuestos de guerra.

Donde Argentina ya se posicionó de manera radical en el G20 durante la última semana fue en materia de inteligencia artificial. Los Grupos de Compromiso del G20 declararon en octubre: “Destacamos este momento como una oportunidad en la gobernanza global para las iniciativas de cooperación internacional destinadas a cerrar la brecha digital entre los países desarrollados y en desarrollo (...) y alinear nuestros esfuerzos con estas iniciativas globales para promover una gobernanza ética y responsable de la IA, así como alentar a los miembros del G20 a avanzar y fortalecer la interoperabilidad entre los marcos de gobernanza de la IA”.

Recientemente, el 10 de noviembre, el documento final de la 10° Cumbre de Presidentes de los Parlamentos del grupo presenta el concepto de la IA como medio para "promover el desarrollo sostenible", pero bajo con un abordaje "transparente, inclusivo, ético, responsable, confiable y centrado en el ser humano". El único país que lo rechazó fue Argentina.