El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, tenía previsto visitar este martes la ciudad de Buffalo, escenario el sábado de una nueva matanza racista, una problemática que sigue impactando al país donde voces demócratas piden una unificación de la legislación de los estados sobre la compra y posesión de armas.
El mandatario demócrata tiene previsto visitar la segunda ciudad más poblada del estado de Nueva York, en la frontera con Canadá, donde el joven de 18 años Payton Gendron mató a diez afroamericanos, en una de las peores matanzas racistas de los últimos años. Detenido tras amenazar con suicidarse, Gendron había evocado la "posibilidad de ir a otro gran comercio" y proseguir su locura asesina, declaró el comisario de la policía local Joseph Gramaglia.
En total, diez personas -de entre 32 y 86 años- murieron y otras tres resultaron heridas en un supermercado de un barrio de mayoría negra, que se sumaron a otra persona muerta y otras cuatro gravemente heridas en otro tiroteo en una iglesia al sudeste de Los Ángeles. Acusado por la Fiscalía de "muerte con premeditación", Gendron se declaró inocente en una comparecencia ante la justicia este fin de semana.
La adhesión a las teorías supremacistas blancas, conocida como Gran Remplazo, que denuncian una conspiración para sustituir a los estadounidenses blancos por inmigrantes y negros, estaría detrás de este acto que nadie vio venir pese a que el joven le había dicho a un profesor hace menos de un año que sus planes para el futuro eran matar y suicidarse. Tras ser sometido a un examen psiquiátrico, las autoridades consideraron que no representaba una amenaza.
"Un alma llena de odio"
Biden instó a la población a "trabajar juntos para abordar el odio que sigue siendo una mancha en el alma de Estados Unidos". "Un hombre solo con armas de guerra y un alma llena de odio mató a diez personas inocentes a sangre fría en un supermercado", señaló el jefe de la Casa Blanca la noche del domingo, durante un acto realizado en el Capitolio para homenajear a los policías fallecidos en 2021.
"El secretario general se mostró consternado por el asesinato de 10 personas por un acto de extremismo violento racista en Buffalo", dijo por su parte el vocero adjunto de la ONU, Farhan Haq. En 2020 murieron 45.222 personas por armas de fuego en Estados Unidos, según datos de la red estatal de Centros para el Control y Prevención de Enfermedades -citados por el Instituto de Investigación Pew-, un máximo histórico. De ellos, 24.292 fueron suicidios y 19.384 homicidios, el mayor número desde 1968.
No obstante, pese al aumento de este tipo de muertes violentas, el índice de defunciones por armas en comparación con la población es inferior al de años anteriores. Acusado de pasividad por la oposición republicana, el pasado 11 de abril Biden endureció la regulación de las llamadas armas "fantasma", difíciles de detectar porque carecen de número de serie y que pueden ensamblarse como un kit en casa en apenas unos minutos.
La fiscal de Nueva York, Letitia James, también demócrata, definió la matanza del sábado como "terrorismo interno" que ha hecho revivir otros tiroteos recientes, como el asesinato de nueve fieles, la mayoría negros, en una iglesia de Carolina del Sur, en 2015, y el ataque de un blanco en Texas en 2019 que se cobró 29 vidas, la mayoría latinos.