Por Ramiro Barreiro | Sputnik
Por Ramiro Barreiro | Sputnik
Hijo de un vendedor de autos, Joseph R. Biden, y un ama de casa irlandesa, Catherine Eugenia Finnegan, el candidato a presidente de Estados Unidos por el Partido Demócrata, Joe Biden, recibió desde niño una formación católica que condujo su fe, sobre todo en dos episodios muy oscuros de su vida.
El primero fue en 1972, poco después de haber sido elegido Senador por el estado de Delaware, cuando su esposa Neilia Hunter y su hija de 13 meses, Naomi, fallecieron en un accidente automovilístico.
El segundo, en mayo de 2015, cuando un cáncer de cerebro se cobró la vida de otro de sus hijos, Beau, Fiscal General de Delaware desde 2006.
Otro de sus cuatro hijos, Hunter, el más errático de los Biden, tiene conocidos problemas de adicciones al alcohol y las drogas, aunque, sin quererlo, le asestó el primer golpe al actual presidente y contendiente en las elecciones de este martes: Donald Trump.
En enero, el mandatario fue sometido a un impeachment en la Cámara de Representantes por cargos de abuso de poder y obstrucción del Congreso en relación a sus vínculos con Ucrania, a partir de un supuesto pedido de Trump para que se investigue tanto a Hunter como al propio Joe Biden.
La extensa carrera legislativa de Biden marca un antecedente que le servirá y mucho en caso de convertirse en el 46º Presidente de Estados Unidos, ya que integró el comité de Relaciones Exteriores del Senado, y para muchos será necesario para que la principal potencia mundial recomponga los vínculos con el resto de los países.
Aunque deberá pensar mejor sus decisiones si no quiere repetir el error que tuvo en 2002, al votar para autorizar la invasión a Irak, que reconoció en 2007 en su libro "Promesas que cumplir: sobre la vida y la política".
En 1994, Biden jugó un papel clave en la aprobación de la Ley de Control del Crimen Violento, que originó un encarcelamiento masivo en el país y estableció penas más duras; el mismo año, se sancionó una ley de violencia contra la mujer, de su autoría.
No obstante, y al igual que su contendiente, no está exento de denuncias. Al menos ocho mujeres lo acusaron por acoso, incluida Tara Reade, quien trabajó como parte de su equipo entre 1992 y 1993, cuando era senador.
Mano dura, denuncias sexuales y algunas torpezas en su oratoria, que algunos atribuyen a sus avanzadas edades -Biden está cerca de cumplir 78 años, mientras que Trump tiene 74- son tal vez los puntos en común que tienen los candidatos a ocupar la Casa Blanca.
Joe Biden ha llegado de forma algo impensada al súper martes, ganando por sorpresa una interna que no parecía destinada a él y con una carrera política extensa, pero aún sin nombre propio.
Así, Joseph Robinette Biden Jr., un abogado nacido el 20 de noviembre de 1942 en Scranton, la llamada "ciudad eléctrica" del estado de Pensilvania (este), fue dos veces vicepresidente de Barack Obama (2009-2017), rival de Bernie Sanders en la interna demócrata para estos comicios, y, finalmente, el contendiente de Donald Trump.
"Hay gente que no tiene ni idea de quién es Biden y simplemente representa una opción, la del aspirante, la de quien rivaliza", dice a Sputnik el politólogo colombiano Mauricio Jaramillo, egresado y docente de la Universidad del Rosario.
El próximo martes, Biden, uno de los políticos más jóvenes en llegar al Senado de Estados Unidos, con 29 años, puede convertirse en el presidente más viejo en la historia de ese país, y asumir con 78.
La chance de escribir su nombre al tope de los créditos le ha llegado, aunque algo tarde, a quien fuera senador durante 36 temporadas legislativas.
Una de las razones más fuertes que explican esas chances también tiene que ver con un tercero; o tercera.
Para los demócratas, Biden presenta un estilo mucho más moderado que el de Hilary Clinton, quien fuera derrotada por Trump en la campaña de 2015.
"Representa un voto castigo a Donald Trump, a la arrogancia, el desprecio por la ciencia, algunas prácticas que un sector representativo estadounidense independiente ve con malos ojos respecto a la información y a las garantías individuales", dice Jaramillo respecto al exvicepresidente.
Su moderación ya le hizo ganar la interna, en un claro mensaje de que, tras cuatro escandalosos años de Gobierno de Trump y una pandemia en curso, son muchos los estadounidenses que quieren regresar a una vida tranquila y ven en Biden una continuación de Obama.
"Biden es el candidato del "establishment" democrático pero no demócrata. Se opone al radicalismo del progresismo de Bernie Sanders y se opone también al radicalismo del discurso de Trump, el anti "establishment" que surge de Wall Street y algunos millonarios a los que no les gusta el estado", analiza Jaramillo.
Según las encuestas, serán los Estados de Wisconsin (norte), Carolina de Norte (este), Pensilvania (noreste) y Florida (sureste) los que podrían decidir la victoria de Biden en una contienda que enfrenta a dos hombres que en plena pandemia están en edad de riesgo y que, con un error, pueden poner en riesgo a todo el planeta.